lunes, 19 de octubre de 2020

"AÚN NO HEMOS GANADO NADA"

 



Jugadores del Barça durante un partido (fuente, FC Barcelona)

 

Ronald Koeman, entrenador del FC Barcelona, ha dicho ayer que su equipo «no es el máximo favorito para ganar la Champions». Una constatación un punto nostálgica, que puede llevarse incluso más allá. De hecho, este año el Barça no es ni siquiera “uno de los favoritos” para ganar la competición europea. Deberá conformarse con la posición de outsider e intentar hacer bien los deberes, “partido a partido”, como indica la libreta de Simeone.

Uno añora aquellas primaveras apenas despuntadas en las que el equipo circulaba de líder por la Liga a nueve puntos o así del segundo en la tabla, estaba clasificado para la final de la Copa, y afrontaba esperanzado las semifinales de la Champions. Entonces salía el míster (por lo común Pep Guardiola o Luis Enrique) y manifestaba: «Cuidado, aún no hemos ganado nada.»

La clave estaba en el “aún”. Todos lo entendíamos, cruzábamos los dedos y nos guiñábamos un ojo. Hay que espantar a la mala suerte insidiosa.

Ahora emboca el país una nueva moción de censura. En toda la historia de nuestra joven democracia solamente una prosperó, y es improbable que la suerte se repita en esta ocasión.

Y eso que, según algún amigo, este es “el peor gobierno de la democracia”. Sí, ¿por qué no? Yo haría sin embargo la misma matización de Winston Churchill, creo que fue, aunque he leído la atribución de la misma frase a varios otros estadistas, entre ellos Clemenceau. La frase es: «La democracia es el peor sistema de gobierno, exceptuados todos los demás.»

Pues bien, yo afirmo que el de ahora es también el peor gobierno de nuestra democracia, exceptuados todos los demás.

Pero ojo, que aún no hemos ganado nada, y la moción de censura podría funcionar al modo de una trampa saducea.

(He tenido que mirar en google qué es una trampa saducea. Al parecer se trata de aquellas preguntas que le hacían los integrantes de la secta a Jesús Nazareno para luego criticarle, tanto si contestaba “sí” como si contestaba “no”. Del tipo de lo del tributo al César. Añade la wikipedia que los saduceos desaparecieron después del siglo I dC, pero los hay que siguen vivos y en excelente forma.)

Me refiero con esto a que los números de la moción están atados, y nadie hará costado a Vox en su navegación en solitario. Pero los mecanismos parlamentarios no son sencillos en ningún caso, y las cuestiones de imagen importan muchas veces más que la aritmética. La moción no va a ser intrascendente: para Fra Casado será una reválida tal vez insuperable sobre el problema del liderazgo de la oposición; para Ciudadanos, un ser o no ser alguien en una coyuntura que les arrastra aceleradamente hacia el tacho de basura de la historia; para los grupos nacionalistas, una piedra en el zapato en el mejor de los casos; y para el gobierno de progreso, una excelente ocasión de centrarse en su programa y hacer pedagogía.

La tentación de zascas brillantes reproducibles en twitter estará ahí de forma permanente; habrá en el redondel payasos con mucho oficio para provocar la bofetada sonora y el regocijo del respetable. Pero el público siempre se sitúa sentimentalmente del lado del Clown de la narizota y en contra del Augusto vestido de lentejuelas, con la cara enharinada y un acento circunflejo en la ceja.

Un exceso de arrogancia puede resultar contraproducente. Nada satisfaría más a la oposición que la aparición repentina de alguna grieta, siquiera mínima, en la coalición de progreso. El leitmotiv de la cantinela opositora en los últimos tiempos, más allá del espacio estricto del PP (González, Bono, Corcuera, Vargas Llosa…) ha sido la descarga de toda la artillería pesada sobre el líder de Unidas Podemos, que tal vez peca de un exceso de visibilidad mediática.

Sería conveniente juntar filas, prescindir de las arias de bravura en momentos intempestivos, y afrontar la moción con el espíritu de un equipo ambicioso y capaz de mostrarse a la altura de las circunstancias.

Desde la mentalidad del “aún no hemos ganado nada”.