lunes, 7 de diciembre de 2015

INDEPENDENTISMO DE BROCHA GORDA


El silogismo es muy conocido: Yo tengo un gato griego, Aristóteles era griego, luego Aristóteles era un gato. Más o menos así ha razonado Esquerra Rústica de Catalunya, que ayer celebró el día de la Constitución quemando en público algunos de los artículos de la Carta Magna y nos hizo saber que se trata de una ley “fascista” puesto que fascista era Manuel Fraga, uno de sus padres fundadores.
Siguiendo la misma lógica, sin embargo, se trata de una Constitución comunista, puesto que otro de sus firmantes fue Jordi Solé-Tura. O catalanista, no olvidemos la aportación de Miquel Roca i Junyent. ¿No son capaces en Esquerra de matizar un mínimo sus afirmaciones y de poner bocado (en el sentido caballuno de la expresión, a saber, parte del freno que entra en la boca de las caballerías) a sus bocazas? ¿Siempre han de soltarla pel broc gros?
Constitución quiere decir ante todo civilidad. Democracia significa respeto exquisito a las opiniones ajenas, muy en particular cuando no coinciden con la nuestra. Fascismo, por el contrario, es la satanización de lo distinto, el alarde bravucón y el muera quien no piensa como yo. Que mida Esquerra el jardín en el que se ha metido celebrando con gamberradas de tonto del pueblo el día en el que un mínimo de sensibilidad democrática imponía el respeto al común por encima de la libertad individual de expresión. También el independentismo tiene la obligación moral de ser respetuoso, si es que pretende tener cabida en un entorno democrático de naciones. Si no toma en cuenta ese principio básico de la convivencia, su ataque zafio a la Constitución española no tendrá otro efecto visible que la descalificación inmediata del descalificador.