Pocos gentíos tan
hermosos y tan necesarios como el que se reunió el sábado en Barcelona. Los
barceloneses queremos acoger a refugiados, a tantos como nos toquen, no importa cuál sea su raza, su género, su color, su religión. Que se sepa. Que lo sepa Trump, que
lo sepa Wilders, que lo sepa Le Pen. Que lo sepa Rajoy también, Rajoy que se
disfraza de infanta y juega al despiste cuando le aseguran que hay financiación
irregular en su partido, que hay un jaguar en el garaje de Ana Mato, que ha
habido ahogados en Tarajal. “Qué me dice usted, yo no sabía nada.”
No solo han recuperado
las barreras, los muros, los cerrojos, las alambradas de espinos, las aduanas, sino que nos
están haciendo pagar por ellas. Vaya morro.
En Barcelona se
reunió el sábado un gentío para gritar alto y claro que la humanidad no lo es
si pierde la conciencia solidaria. Que estamos hartos de pagar nosotros por la
codicia inhumana de otros.