No hace falta ni
siquiera parecer creíble; basta con parecer que lo pareces.
Varios ex altos
cargos del Banco de España, encabezados por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, han
sido “investigados” (antes se decía imputados) por un descuido gravísimo en el
ejercicio de sus altas funciones de gobernanza y de control financiero; permitieron
la salida a bolsa de Bankia, dando por bueno un balance que estipulaba unas
ganancias de 300 millones allí donde había un agujero de 3000 millones. Los
damnificados por la grandiosa estafa se contaron por decenas de miles, y muchos
de ellos aún es la hora en que no han visto un duro de sus ahorros
desaparecidos por el escotillón. Destapado que fue el pastel, los nuevos Poncios
Pilatos se lavaron las manos y se declararon a sí mismos inocentes de toda
culpa.
Pues bien, ahora se
andan recogiendo firmas entre los trabajadores del banco, en solidaridad con
los investigados/imputados. No es un movimiento espontáneo que haya surgido de
abajo, es una maniobra desde arriba que implica riesgos sutiles para aquel que se
niegue a firmar. Sin embargo, la cúpula de la entidad comandada por Luis María Linde
se ha desmarcado de la iniciativa. Se ha desmarcado, ojo, mostrando al mismo
tiempo su “comprensión”. Es decir, jugando al despiste. "No hemos sido nosotros, pero entendemos que alguien lo haga."
Por supuesto, la
maniobra no implica ninguna presión sobre la judicatura; tampoco fue ese el
caso – ¡de ninguna manera! – del cortejo repleto de estelades que acompañó a
Artur Mas, Joana Ortega y Elena Rigau desde el Palau de la Generalitat hasta la
sede del Tribunal de Justicia de Catalunya, pasando por el Arco de Triunfo. Por
si acaso a alguien se le había ocurrido una idea tan peregrina, los interesados
lo desmintieron de forma categórica. Luego, en sus declaraciones ante el juez,
dijeron que ellos no sabían que era ilegal poner las urnas para el 9N, y que “nadie
les avisó”.
Michael Laudrup,
que en sus mejores años de fútbol militó primero en el Barcelona y luego en el
Real Madrid, era un maestro en el truco de mirar hacia un lado y soltar el pase
mortal del lado contrario. Era un arte legítimo; yo me cuidaría mucho de decir
lo mismo del juego al despiste que practican las cúpulas del Banco de España y
de la Generalitat de Catalunya. En la concentración ante el Palau de Justicia una fiscal fue saludada por el respetable con insultos y amenazas bastante serias, por más que el Govern las haya calificado, después de desmarcarse de los autores de las mismas, de "muestras de libertad de expresión". Idéntico a la retórica de Linde.
Banco y Govern no están
solos en ese tipo de fingimiento consistente en parecer que parecen inocentes de lo
mismo que están haciendo. Más siniestro es el caso del líder de Corea del Norte
Kim Jong-Un, cuyo hermano exiliado ha muerto envenenado por dos mujeres que lo
abordaron en los pasillos de un aeropuerto y le clavaron una jeringuilla. No
hay ninguna conexión entre las sicarias y el remitente; por lo menos, no parece
que parezca haberla. Tampoco hubo relación entre Ana Mato y el Jaguar que
apareció de forma misteriosa en su garaje: ella nunca recibió regalos.
Y los ejemplos se
multiplican. El despiste interesado es el juego de moda. El PP acaba de firmar
con el PSOE un compromiso de Estado para no conceder indultos a reos por
delitos de corrupción, y el ministro Catalá lo ha celebrado indultando a la ex
alcaldesa de su partido y seis funcionarios más del ayuntamiento de Rota, condenados por el
Supremo en un caso de contrataciones irregulares.
El ministro ha
destacado que había un pliego de 42.000 firmas pidiendo el indulto. Seguro que
también se tendrán en cuenta las firmas muy numerosas que se recogerán en las
oficinas del Banco de España. Renuncio a explicarles a ustedes por dónde se
pasan los ministros las firmas, sea cual sea su número, cuando se trata de
despidos masivos de trabajadores, de desahucios de vecinos, o de acogida a
refugiados; este es un blog que pone muy alto el listón de la limpieza y buen
tono del lenguaje.