lunes, 13 de febrero de 2017

MANDATOS CONGRESUALES


Hay congresos que marcan la continuidad de una política ya en marcha; otros que significan un cambio de rumbo, a veces profundo; otros aún, que escenifican un desacuerdo interno grave o una ruptura en germen; alguno hay, en fin, tan prescindible que no sirve para nada de particular, salvo para justificar una cuenta de gastos abultada.
Prácticamente nunca es posible deducir de cuál de los tres primeros géneros ha sido un congreso a través de la lectura de los documentos congresuales. Si atendemos al tenor literal de los documentos, todos los congresos acaban bien, todos son fructíferos y prometedores. Y es que los escritos son propicios al enmascaramiento, y la sustancia de los congresos no está en ellos, sino en el reconocimiento mutuo de sus protagonistas y en la voluntad colectiva de aceptar – o no – un destino común. Por decirlo con una sola palabra, es el “clima”, incluso cuando la tensión sube hasta temperaturas peligrosas, lo determinante para la deriva poscongresual de una organización. Dos personas pueden pelearse con ganas de coincidir; otras dos, votar pacíficamente el mismo paripé con intención de hacer relucir las navajas al doblar la próxima esquina. Incluso las mayorías y las minorías de las listas de candidaturas son, en ambos casos, pormenores de una importancia secundaria.
De los dos congresos celebrados el pasado fin de semana, uno, el del PP, ha sido descrito como una balsa de aceite, pero eso difícilmente será cierto más allá de las dos o tres próximas semanas porque, en línea con las preferencias más hondas de su conducator, se han aplazado todas las decisiones pendientes. Se ha escenificado la hermandad y la buena compaña con tantos grandes amigos enviados cruelmente a prisión, y a lo más atrevido que se ha llegado es a ratificar el cargo de Cospedal retirándole al mismo tiempo las (in)competencias correspondientes. Su sueldo sigue intacto, sin embargo, añadido a otros tres como ministra, parlamentaria y secretaria de Castilla-la Mancha. Dicen que los duelos con pan son menos, y los ingresos netos de Cospedal dan para mucho pan.
El otro congreso, el de Podemos, se anunciaba como una apuesta de alto riesgo por parte de Pablo Iglesias. Más parece propaganda que realidad; en todo caso, cabe preguntarse cuál era, en el fondo, la auténtica “apuesta”, y mucho en el futuro de la organización depende de una respuesta veraz a esta pregunta.
Los resultados numéricos, en todo caso, han sido nítidos en lo que se refiere a nominaciones y porcentajes. Faltan aún noticias concretas respecto de los resultados prácticos para la marcha del colectivo. Las buenas o malas nuevas solo llegarán, como en el otro congreso, dentro de un par o tres de semanas, cuando se haya disipado la polvareda mediática.