sábado, 29 de junio de 2019

LA GUERRA DE LOS SIGNIFICANTES



Busto de Pericles, del s. II d.C., en el Museo Británico. Pericles fue el líder casi eterno del partido popular ateniense. Es casi inevitable que aparezca retratado con casco. Plutarco explica que la forma de pepino de su cráneo era tan imposible para unos artistas preocupados por el realismo de sus figuras pero más aún por la estética, que el casco fue el único expediente válido que encontraron para preservar la dignidad pública del prohombre.


La fiscal del proceso por la caja B del Partido Popular, Carmen Luciáñez, pide la absolución de la organización encausada, sobre la base de que el borrado de los portátiles que manejaba Luis Bárcenas (los discos duros fueron borrados 35 veces consecutivas y finalmente destruidos a martillazos, conducta que la misma Luciáñez considera “poco habitual”) no tuvo nada que ver con la hipótesis de un intento de obstrucción a la justicia. El borrado era legítimo puesto que los citados discos duros eran propiedad del partido, y “no se causó daño a terceros”.   

Quizás Luciáñez debería explicarse un poco más: definir quiénes eran los terceros que no sufrieron ningún daño (en efecto, nadie a excepción de los discos duros recibió ningún martillazo), y explicar por qué considera que el fraude a la Hacienda pública no comporta daños al Estado de derecho del que ella es valedora y defensora, ni a los contribuyentes considerados globalmente, en la medida en que las cantidades detraídas a la autoridad fiscal dejan de redistribuirse en forma de servicios a la colectividad.

Bárcenas ha declarado que en sus dos portátiles destruidos estaba contenida la contabilidad B del partido, pero Luciáñez afirma que Bárcenas no tiene credibilidad. A pesar de que el hecho de que el PP llevaba una contabilidad B es a estas alturas una constatación firme y bien asentada oficialmente.

En consecuencia, afirma Luciáñez que lo que Bárcenas afirma suscita “dudas”, y que cualquier duda debe resolverse en derecho en favor del reo; ergo del Partido Popular. 

Omite la fiscal que tales dudas jurídicamente eficientes deben ser “razonables”, según el código, y que el argumento que sostiene ella misma es muy poco razonable. Se opone a la lógica de Aristóteles. Es muy posible que Luciáñez comulgue en su fuero íntimo con la idea de que Aristóteles era un pánfilo que en punto a jurisprudencia ni las olía. Aristóteles sostenía por ejemplo que, si todos los atenienses son griegos y Pericles es ateniense, la conclusión forzosa es que Pericles es griego. Luciáñez le habría contestado que de eso nada, en el caso de que Pericles fuera dirigente del Partido Popular (lo era, en efecto).

Luciáñez da de esa forma un paso innovador en el conflicto derivado de la ruptura entre significantes y significados, puesto hace años en imágenes por el cineasta Michelangelo Antonioni y del que se ha hecho eco pocos días atrás otro rincón de estas páginas.

La catástrofe, sin embargo, va mucho más allá. El Banco de España está haciendo advertencias públicas sobre la economía del país, tomando como referencia indicadores que no indican nada. Primero advirtió de que la subida del salario mínimo repercutiría en un incremento del desempleo. Se subió el salario y el desempleo no aumentó. (Los legos en la materia podíamos haber informado al señor Pablo Hernández de Cos, de forma totalmente desinteresada, de que el problema no está localizado en la “cantidad” del empleo, sino en su calidad. A nadie le duele demasiado pagar unos euros más por jornada a la limpiadora que le friega el despacho. El incentivo puede estar entonces ─cito de los periódicos─ en que lo haga semidesnuda o sin ropa interior.)

Desde el Gobierno se emplazó a la autoridad bancaria a pedir perdón por su falso agüero sobre el salario mínimo. No es estilo de la autoridad bancaria pedir perdón, sin embargo, de modo que ahora vuelve a la carga con una crítica a la ley (impulsada por una sentencia del Tribunal Supremo) que carga en la cuenta de las instituciones bancarias los gastos del impuesto hipotecario de actos jurídicos documentados. Se alega que dicha ley ha conducido a un encarecimiento de las hipotecas.

No ha sido la ley el desencadenante del proceso, como ha tenido que recordar la ministra Calviño; sino la nueva preferencia de la banca por las hipotecas a tipo fijo, más caras, en un tránsito acelerado desde las hipotecas a tipo variable debido a los descensos continuados del euríbor, susceptibles de disminuir los beneficios previstos por las instituciones privadas de crédito. (1)

De alguna forma entonces, y llevando la reflexión a un estrato más profundo, estamos en una época de significantes inconsistentes y de significados inciertos. Apunten ustedes en el debe de esta peligrosa tendencia la bandera de España que sustituyó a la arcoíris en el frontal del Ayuntamiento madrileño durante la Jornada del Orgullo, y el encausamiento a Quim Torra por haber colocado un lazo amarillo muy visible en el balcón del Palau de la Generalitat (se castiga lo visible, el signo; no la sustancia).

Estamos metidos de lleno en la guerra de los significantes. En cuanto a los significados propiamente dichos, que les vayan dando.

(1) El asunto tiene relación directa con los incentivos institucionales al endeudamiento privado como motor de la economía, un tema examinado en su momento en http://vamosapollas.blogspot.com/2019/06/keynesianismo-privatizado.html