domingo, 23 de junio de 2019

QUE LA VIDA IBA EN SERIO


Se percibe un retrogusto patético en los hiperliderazgos de la nueva política. Colau quería ser amada por todos y se conforma con okupar la alcaldía de  Barcelona un lapso de tiempo más, en compañía de otros; Iglesias, que se disponía a asaltar el centro del tablero, ahora lucha por ser titular del ministerio de Trabajo en el gabinete Sánchez; Rivera, la estrella ascendente del centro-derecha, se resiste a reconocer que su trayectoria parabólica le ha dejado varado en ninguna parte, a merced de Vox, la Gorgona a la que procura no mirar de frente para no verse convertido irremisiblemente en piedra.

Aspiraban a ascender solos hasta lo más alto, y ahora tratan de agarrarse a otros para detener la caída. Quisieron privatizar sus ganancias y aspiran en adelante a socializar las pérdidas.

La política hace extraños compañeros de cama, según afirmó hace algún tiempo alguien que entendía del asunto.  

Jaime Gil de Biedma expresó esa sensación de vacío existencial en unos versos perfectos:

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
─como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante─.


La composición continúa. Pueden encontrarla en Google. Su título es “No volveré a ser joven”, y está incluida en el libro Poemas póstumos (1968).