Amamos y tememos la
claridad, sobre todo la claridad excesiva, y
buscamos refugio en la tiniebla a sabiendas de que en ella nos acecha,
paciente, lo innombrable.
Los/las poetas han
expresado con precisión sonámbula esta ambigüedad. Hago un recorrido por
algunos de mis favoritos. Empiezo por Ausiàs, cantado por Raimon:
Lo
jorn ha por de perdre sa claror
Quan
ve la nit que expandeix ses tenebres
(El día teme perder
su claridad / cuando la noche extiende sus tinieblas). La composición concluye
con una angustiosa llamada de auxilio:
Plena
de seny, mon enteniment pensa
Com
abtament lo llaç d’amor se meta.
Sens
aturar, pas tenint via dreta;
Vaig
a la fi si Mercè no’m defensa.
No traduzco los
versos, porque no sé. Se me ocurren al menos dos mensajes distintos en las
mismas palabras; he mencionado antes la ambigüedad, y posiblemente mis dos interpretaciones
alternativas responden al pensamiento del poeta. En cualquier caso, está
pidiendo a Plena de Seny, la amada, que le defienda con su amor de un crimen o una
abominación urdida por él mismo en la noche. El crimen puede consistir en su obsesión por consumar el amor ilícito que siente por ella; o por el contrario, el "lazo de amor" puede ser la defensa que le salvaría de sus ideas criminales. El poeta espera seguramente que la amada dicte la sentencia definitiva: o bien rechazar su amor pecaminoso, o acogerlo y de ese modo absolverlo.
Antonio Machado
escinde una ambigüedad parecida en dos composiciones distintas pero que coloca en
forma de díptico, con los números LXIII y LXIV de sus “Soledades, galerías y
otros poemas”. Primero aparece el “demonio, el ángel más hermoso”:
… Y avancé en mi sueño,
Cegado por la roja luminaria.
Y en la cripta sentí sonar
cadenas
Y rebullir de fieras
enjauladas.
En el segundo sueño
oye “la buena voz, la voz querida” y avanza igual,
Por
una larga, escueta galería,
Sintiendo
el roce de la veste pura
Y el
palpitar suave de la mano amiga.
El rebullir de fieras
de la primera de las dos composiciones recuerda a Salvador Espriu, cuando en
las “Cançons de la roda del temps” se adentra, después del “matí encalmat”, de la “mort
resplendent”, de la “vinguda de la tarda” y del estremecedor “capvespre”, en el “triomf de la nit”, el triunfo de la noche.
Escolta
una remor
de moltes aigües:
Amb
el vent, contra tu,
cavalls salvatges.
Quan
et sentis cridat
pels corns de caça,
Ja per
sempre seràs
del fosc reialme.
Ai,
el vell arrelat
dolor que no té alba! (1)
Raimon, que ha
puesto música tanto a Ausiàs como a Espriu, también ha dedicado su propio
homenaje ambiguo a la noche:
…
De cremar amor, nit vella,
De sentir
la mort tot sol.
La
nit.
La nit és llarga, la nit. (2)
Hasta ahora solo he
colocado poetas hombres en mi antología. Pero en las poetas mujeres encuentro la misma
mezcla de atracción/aprensión, a veces expresada en síntesis fulgurantes. De
Olga Orozco (“En tu inmensa pupila”):
Me
reconoces, noche,
Me palpas,
me recuentas,
No como
avara sino como una falsa ciega…
De Alejandra
Pizarnik:
EL
CORAZÓN DE LO QUE EXISTE
No
me entregues,
Tristísima
medianoche,
Al impuro
mediodía blanco.
(1) Escucha un
rebullir / de muchas aguas: / con el viento y contra ti / caballos salvajes. /
Cuando oigas que te llaman / los cuernos de caza / ya serás para siempre / del
reino oscuro. / ¡Ay, el viejo dolor arraigado / que no tiene alba!
(2) Noche vieja, de
quemar amor, / de sentir la muerte muy solo. / La noche. Es larga, la noche.