sábado, 15 de junio de 2019

POPULISMO DE CASINO



Queda para otro día una evaluación de los colores del mapa político después de la toma de posesión de alcaldes y presidentes autonómicos. En el compás de espera hacia tantos desenlaces en buena parte ya cantados, dejo aquí la anotación impresionista de Enric Juliana sobre lo que está ocurriendo en el corto plazo hacia la constitución de consistorios y asambleas: «un mercado persa». Es decir, un zoco en el que se sustancian cambalaches de todo tipo.

En efecto, no ha predominado la coherencia ni la visión a largo plazo, sino (en general y salvando las excepciones) el compadreo efímero teniendo en mente la ganancia instantánea.

Ha destacado en tal suerte de birlibirloque Ciudadanos, que creó nada menos que una comisión ad hoc para estudiar los pactos, y cuya consigna para las negociaciones parece haber sido lo primero pillar cacho, y solo en segundo lugar favorecer a las derechas globales, que tanto y tan bien se han portado en todo momento con su formación.

Emmanuel Macron reprocha a Alberto Rivera haberse aliado con la ultraderecha. Macron sueña. Rivera es ya la ultraderecha con desodorante, es decir sin el olor acentuado a sobaquina, y situados los toros y las procesiones religiosas en un segundo plano respecto de lo que de verdad importa (lo que importa, descarnadamente, es pillar cacho).

Entonces, sin ánimo de enmendar la plana a Juliana, yo definiría más bien el panorama como un populismo de casino, ejercido mancomunadamente por las tres derechas para arramblar con todas las puestas situadas a su alcance y después de mí el diluvio, y el que venga detrás que arree. Hace poco escribí sobre el capitalismo de casino (1). Es lo que hemos visto ahora, trasladado a la matemática política en lugar de la económica: codicia ilimitada, dirigida a la extracción de rentas inmediatas con las que satisfacer las apetencias de los accionistas.

Este último punto es importante.

El maestro Josep Ramoneda nos ha dejado una cita de Carey Robin, en “La mente reaccionaria” (debo decir que no he encontrado en Google ni el autor, ni el libro, salvo en la referencia al propio artículo de Ramoneda. En cualquier caso, la cita es buena): «Esta es la tarea del populismo de derechas: apelar a la masa sin perturbar el orden de las elites o, por decirlo de manera precisa, aprovechar la energía de la masa para reforzar o restaurar el poder de las elites.»

Solemos pensar, al describir el populismo, en el qué y en el cómo, pero pocas veces en el para qué y el para quién. Es desde este último punto de vista, sin embargo, como se aprecia mejor la perspectiva. En la ultraderecha son todos los que están, pero la diferencia decisiva entre ellos es precisamente el “estar” y no simplemente el ser.