jueves, 30 de enero de 2020

A LA INTEMPERIE


Quim Torra, president nominal de la Generalitat, está enfadado porque considera que sus socios de Govern le han dejado “a la intemperie”, al no desobedecer la sentencia que le apea de su condición de diputado autonómico. He aquí su clamor: «Si no nos creemos lo que aprobamos en el Parlament, el simbolismo ¿dónde está?»

Buena pregunta. La respuesta es compleja, pero hago a continuación un intento de síntesis: si lo que se aprueba en el Parlament se reduce a una cuestión simbólica y desprovista de toda credibilidad a efectos prácticos, donde está el simbolismo es… a la intemperie.

Dicho de modo más crudo, con el culo al aire. Esa es la condición deplorable ─en pleno invierno─ de la mayoría independentista en el Parlament. Esa es la razón de fondo de que una porción de esa mayoría esté reconduciendo su política en una dirección distinta, sin traicionar sus convicciones ─en democracia, todas las convicciones son respetables─, pero con “deslealtad”, denunciada por Torra, a determinados símbolos. Los símbolos, conviene aclarar, están siendo utilizados en este tiempo agnóstico para trazar líneas rojas artificiales que no deben ser atravesadas jamás y en ninguna circunstancia, por motivos nebulosos.

En tiempos se hablaba de la conveniencia de hablar clar i català. El habla catalana, sin embargo, se ha hecho más confusa. El president vicario habla en símbolos. Hace solo algunas semanas pedía diálogo directo y sin condiciones previas con el gobierno central; pero cuando el gobierno central dice que sí, que adelante, nos viene ahora con que las “condiciones” de que hablaba no eran de recibo en la segunda parte contratante, pero sí lo son, en cambio, en la propia parte. Esto es literalmente lo que ha dicho: «Necesito saber en qué condiciones negociaremos lo que haga falta negociar, que es el ejercicio de la autodeterminación y la amnistía.»

Ah, ¿no era un diálogo amplio sobre todo? ¿No se va a hablar en ningún caso de las cosas de comer?

Anuncia el president nominal elecciones anticipadas, pero no ha concretado para cuándo. La fecha podría situarse antes del verano, pero “no necesariamente”. Torra se reserva el derecho exclusivo que le concede el Estatut a señalar la fecha, en función de ¿qué conveniencias? ¿Las de Cataluña, las de los símbolos, las del inquilino de Waterloo?

El president (lo es aún, por más que ya no sea diputado) ha señalado la "falta de recorrido" de la legislatura, algo que ya había sido denunciado en todos los tonos y desde todos los azimuts desde mucho tiempo atrás. Con su actitud errática, ahora nos deja una vez más a todos los catalanes “a la intemperie”. Desguarnecidos de nuestras instituciones de gobierno, que han sido usurpadas por los símbolos. Los catalanes, por supuesto, no importábamos nada en este asunto. Todo el intríngulis está, al parecer, en los símbolos.