sábado, 18 de enero de 2020

CUÑADISMO DE IZQUIERDAS


Xosé Manuel Beiras, patriarca de la izquierda gallega y fundador del BNG, se declara escéptico ante el nuevo gobierno y advierte: este es un gobierno progresista, pero no de izquierda.

Tomamos nota.

Beiras habrá de explicarnos sin embargo, de forma complementaria a su estupenda declaración, dónde está la oficina que expide certificados de izquierda ─o alternativamente, de progreso─ a los sucesivos gobiernos de la nación. En estos asuntos vale más ir sobre seguro para evitar fraudes y malentendidos. Carecemos de una protección adecuada al consumidor sobre cuál es el gobierno que de verdad deseamos implantar a través de nuestro voto: el auténtico gobierno de izquierda “pata negra”, desconfíe de las imitaciones.

Mientras nos llega la certificación oportuna del organismo oficial competente, o se nos suministra la prueba del algodón sobre la cuestión de si el actual gobierno al que hemos llegado por falta de otro es efectivamente de izquierda y progresista, o bien una mera imitación en plastilina, convendría no perder de vista el panorama político globalmente considerado. Por desgracia hay muchos “cuñaos” por el camino que nos susurran al oído que todo esto es fanfarria: “se larga mucho por la boca, y luego no se hace nada”.

Si escuchamos demasiado a nuestros entrañables “cuñaos” de izquierda, será más posible que, en efecto, no se haga nada. Conviene que la postura de la ciudadanía ante el nuevo gobierno sea laica, pero no inerte. Hay que apoyar lo que merezca ser apoyado, y en primer lugar el programa, que plasma el proyecto concreto del gobierno progresista en las distintas áreas de actuación.

Pero la ciudadanía no puede ser mera espectadora de esa contienda “paradeportiva” entre la izquierda y la derecha, entre el progreso social y el pin parental. No estamos sentados en la gradería de un estadio, animando a nuestros colores con cánticos y banderas. Sentarse en la grada a ver discurrir las contradicciones de la política no es una actitud ni de izquierda ni progresista. Cualquiera que sienta la vocación de cambio y de progreso en una dirección de izquierda, debe sentirse además llamado a la participación y a la movilización. Si no es el caso, cabe concluir que está practicando una forma de cuñadismo de izquierda.

Otra cosa distinta es dilucidar si el cuñadismo de izquierda es realmente una postura de izquierda fetén, o una mera simulación; si no se trata, para expresarlo de una forma canónica, de una forma de largar mucho por la boca para luego no hacer nada.

Podría ser.

El tema debería ser debatido en profundidad en un simposio o un congreso al que tuvieran acceso las izquierdas legitimadas por la oficina a la que se ha aludido en un párrafo anterior, y que vaya usted a saber dónde está ubicada.

Hay un inconveniente en ese plan seguro para la delimitación efectiva e infalible de qué es la izquierda y qué es el progresismo en una coyuntura como la que actualmente vivimos. Y es que podría sucedernos lo mismo que a las liebres de la fábula que debatían si los lebreles (la “jauría”, para expresarlo con un término que ofende a doña Cayetana Álvarez de Toledo) que las perseguían de cerca eran galgos o podencos.

Por sí o por no, les recomiendo apuntarse preventivamente al grupo de seguimiento del programa de gobierno impulsado en facebook por Isidor Boix y José Luis López Bulla.