Algunos amigos en Trani
(Puglia), disfrutando de la esperanza de vida. Carmen Martínez es la situada más
a la derecha, sin que eso prejuzgue su posición política.
Las mujeres tienen
una esperanza de vida mayor que los varones. Sin embargo, para muchas se trata
de una esperanza de vida sin esperanza.
Un artículo de Pilar
Álvarez en elpais señala el perfil de la mujer mayor de 65 años en un entorno
rural como el de la víctima predestinada de la violencia de género que ni
siquiera se da cuenta de su condición de víctima. «Mi marido me pega lo
normal», fue una frase que consiguió hace algunos años que se escuchara en todos
los foros la voz de tantas personas resignadas a vivir en un sinvivir que es
tan solo un sobrevivir.
Mi amiga, reciente en
facebook y de muchos años en la vida real, Carmen Martínez Mallorquín, me decía
el otro día que es necesario feminizar la política; y yo me declaré de acuerdo
con ella. Para evitar posibles equívocos, feminizar la política no significa simplemente
que más mujeres se sitúen en el primer plano de la política, sino que en la
política de todos los días (en la “utopía cotidiana” que es esencial no perder
nunca de vista), hombres y mujeres a una se ocupen más de las peculiaridades de
la condición femenina, para que ningún techo de cristal y ningún suelo
resbaladizo impidan a las mujeres su autorrealización personal en el trabajo y
en las relaciones sociales.
Cierto que también
los varones andamos muy necesitados de autorrealización, pero los parámetros de
partida son muy distintos en uno y otro caso, y en política lo importante es
eliminar obstáculos, facilitar condiciones, allanar el camino en una palabra
para que la vida de las personas encuentre un cauce por el que fluir en
libertad.
Vivir la propia
vida, ser libre para elegir, incluso para elegir mal, y tener la posibilidad de
rectificar. Puede dar la sensación de que no es pedir mucho, pero la propia
vida es lo más importante que poseemos en propiedad.
«Tú también te
morirás un día», le dice Charlie Brown a Snoopy en una viñeta. Y Snoopy le contesta:
«Bueno, un día sí, pero todos los demás días, no.» Eso es lo que significa
vivir la vida, la esperanza real de vida.
Nos lo ha dicho a
su manera Manuela Carmena, ex jueza, ex alcaldesa de Madrid, en el programa televisivo
de Broncano. A la pregunta de si practica aún el sexo y cuando fue la última
vez, Manuela (75 años, los mismos que yo, estudiamos Derecho en el mismo curso
en la Universidad de Madrid) respondió, más allá de dar datos concretos, con un
«mensaje de esperanza: ¡Sí se puede!»
Nuestra edad no
impide, dijo Manuela, el libre curso de la imaginación y de la creatividad.
Bravo, Manuela. Eso es esperanza de vida.
PS.- El nuevo
gobierno ha recuperado el diálogo social y ha elevado el suelo de las pensiones
y del salario mínimo. Se trata de buenas noticias, para las que me sumo a la
celebración que hacen en sus blogs de culto respectivos Antonio Baylos y José
Luis López Bulla.