lunes, 27 de enero de 2020

EMPACHO DE SARDINAS PARA SALVINI



El cuarto estado, pintura de G. Pellizza da Volpedo.


«Los jornaleros de “Novecento” votarían hoy a la Liga» era el título con el que un sansirolé que firma Roncole Verdi encabezaba una imaginativa crónica sobre la inminente victoria de Salvini en las tierras de la Emilia-Romaña.

Pues no. Las elecciones regionales habían sido planteadas por Matteo Salvini como un plebiscito personal y un desafío al gobierno del PD y el M5S, pero la candidata de la Liga, Lucia Desvergonzoni, ha sido superada en ocho rutilantes puntos por el hombre propuesto por la izquierda, Stefano Bonaccini.

La afluencia a las urnas ha doblado en porcentaje a la de los comicios anteriores. Según algunos analistas, ese plus de participación favorecía a la Liga, pero no ha sido así. Casi nunca es así. La regla general es que la participación favorece las opciones de progreso. Hay excepciones, desde luego, y a veces muy sonadas; pero eso ocurre cuando los gobiernos nominalmente de izquierda lo han hecho muy mal, cuando se han comportado en todo como la tortuga de la aporía, que bloqueaba tozudamente el paso al corredor que quería adelantarla.

(No tengo datos suficientes para demostrarlo, pero abrigo fuertes sospechas de que una gran culpa del Brexit la ha tenido Tony Blair, aquel laborista convencido de que en su país ya todos/as eran clase media.)

La segunda derrota de Salvini es un ejemplo para todos, y prefigura un modelo exportable de conducta para la ciudadanía movilizada. Porque los reniegos en la butaca de la sala de estar con la vista pegada en el televisor no sirven de mucho contra el neofascismo subvencionado. Y los tuits y los memes ingeniosos que se hacen correr por las redes sociales, tampoco.

Quien ha derrotado a Salvini han sido las “sardinas”. Quien no sepa quiénes son las tales sardinas y lo que han hecho a lo largo de la campaña, puede consultar en http://vamosapollas.blogspot.com/2019/11/salvini-y-las-sardinas.html.