lunes, 13 de enero de 2020

CUANDO NO HACEN FALTA LAS PRESIONES



La nueva sede del Banco Santander en Madrid, en la calle de Juan Ignacio Luca de Tena.


Anda dolido Miguel Ángel Revilla, presidente del pequeño Partido Regionalista de Cantabria, porque lenguas de doble filo dicen que cambió su voto en la investidura de Pedro Sánchez, debido a presiones de Ana Patricia Botín, banquera señalada y tan cántabra como él mismo.

En resumen, lo sucedido ha sido lo siguiente: el PRC, que gobierna Cantabria en coalición con el PSOE, había anunciado su voto favorable a la investidura, pero luego cambió debido a la negociación de los socialistas con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya, y votó “no”. Las cosas se hicieron bien, con todos los requisitos formales exigibles: hubo una votación secreta en la cúpula dirigente del partido, y la decisión de cambiar el voto se tomó democráticamente y por unanimidad.

Alguien dotado de "malafoyá" santaferina puede alegar que la cúpula del PRC está compuesta por Revilla y un círculo reducidísimo de allegados que jamás tendrían la desconsideración de votar en contra de cualquier propuesta venida de arriba. La objeción es seria, pero no obsta para que Revilla haya tomado la decisión pertinente en conciencia y sin ser presionado, cosa que además habría sido inútil, dadas sus férreas convicciones.

Así lo ha expresado con lágrimas en los ojos en la Sexta Noche, entrevistado por Iñaki López: «Esto de las presiones ha sido terrible. Me ha dolido, porque eso supone no conocerme, quien me conozca a mí, Iñaki, te lo digo de verdad. Joder, tendré pocas virtudes. Pero me cago en diez, a mí no me presiona ni dios si creo en algo. Pero vamos, ni la sexta flota americana.»

Lo cual, disculpen que ponga aquí un mínimo reparo, no deja de ser hablar por hablar, porque nadie ha visto hasta la fecha a la sexta flota desplegada delante de la Magdalena, y está por ver qué habría votado el PRC de haberse dado la circunstancia. Ojo, que la sexta flota es mucha flota.

En cualquier caso, a don Miguel Ángel la sombra de la sospecha que difunden las lenguas viperinas le duele más porque Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander, es una amiga.

«Esta señora es incapaz de presionar a nadie y menos a mí, que me conoce de toda la vida. Se dedica a ganar dinero en el banco y en Cantabria a hacer muchísimas obras filantrópicas.»

El argumento es inobjetable. Se deduce en consecuencia de forma meridianamente clara que el señor Revilla no ha sufrido presiones para cambiar su voto porque no hacían falta. Todo ha ido rodado como sobre cojinetes bien engrasados por las “muchísimas obras filantrópicas” llevadas a cabo por una amiga "de toda la vida".

Es así como se estila hacer las cosas en la alta sociedad de las finanzas. Las presiones barriobajeras sobre Tomás Guitarte, el diputado de Teruel Existe que sufrió un acoso brutal para que hiciera lo mismo que hizo Revilla por propia iniciativa y bajo su exclusiva inspiración, han sido totalmente otra cosa.

Otra cosa tan distinta, que la injusticia de la sospecha de que exista algún parecido entre ambos casos ha hecho brotar lágrimas de los ojos del presidente Revilla.



La Sexta Flota americana (vista parcial).