viernes, 31 de enero de 2020

UNOS OJOS DEMASIADO HUMANOS



El cordero místico de San Bavón, antes y después de la restauración reciente. Fotografía tomada de El País. © LUKASWEB.BE-ART IN FLANDERS VZW, PHOTO KIK-IRPA



Ángeles García entrega en elpais una magnífica crónica cultural que trata de la exposición celebrada en Gante para presentar al público la restauración del políptico del Cordero místico, una de las obras capitales de la pintura universal, obra de Jan Van Eyck, que culminó a partir de 1426 el trabajo iniciado por su hermano Hubert, fallecido ese año.

El Museo de Bellas Artes de Gante ha titulado la exposición Una revolución óptica. El políptico, que adorna la cabecera de la catedral de San Bavón, se muestra ahora «tal como fue pintado», según afirma sin pestañear la restauradora Livia Depuydt-Elbaum, responsable del taller encargado de los trabajos. Al parecer hubo burlas en twitter a cuenta de la cabeza del cordero, cuyo antes y después pueden comparar ustedes sobre estas líneas.

La diferencia entre ambos es demasiado evidente. Doña Livia afirma que no solo el cordero que centra la parte inferior de la vasta composición pictórica, sino el 70% de la pintura, fue repintado en torno al año 1550. Desde esa fecha, las pinturas sobre tabla que veían los visitantes del templo no eran las que pintó Van Eyck, sino otras, ciertamente parecidas.

Los ojos demasiado humanos del cordero místico que simboliza al Redentor pueden ofrecernos una pista acerca de lo ocurrido. Las fechas que se barajan no son inocentes.

En 1430, cuando Van Eyck concluyó su obra, Flandes estaba bajo el dominio de los duques de Borgoña. En todos los Países Bajos estaba muy difundida entonces una forma de religiosidad de un fuerte aliento místico, la llamada Devotio moderna, cuyos principales impulsores fueron Gert de Groote, fundador del movimiento de los Hermanos de la Vida Común, y otros como Jan Ruysbroek y Tomás de Kempis. El rostro de ese cordero simbólico con ojos humanos podría estar conectado a ese tipo de religiosidad “de alto voltaje”, en la que el elemento divino trasciende la materia terrenal.

Después del matrimonio del flamenco Felipe el Hermoso con la princesa Juana de Castilla, Flandes entró en la órbita de la monarquía española. Carlos V (nacido precisamente en Gante) reunió las dos herencias, y reorganizó los Países Bajos bajo el gobierno de la regente María de Austria, si bien respetó de forma exquisita las instituciones autóctonas, en particular los Estados Generales.

La situación varió bruscamente a partir de la abdicación de Carlos en su hijo Felipe II, en el año 1555. Margarita de Parma era entonces la regente de los Países Bajos, pero quien en realidad tuvo vara alta en el territorio fue el cardenal Granvela, obispo de Arrás. Vino casi enseguida la rebelión de parte de la nobleza, encabezada por los condes de Egmont y Horn, que fueron ejecutados, y por Guillermo de Nassau, que dirigió la escisión de las Provincias del Norte.

El repintado del políptico de Gante pudo inscribirse en la nueva política religiosa intransigente. Lo digo simplemente como una hipótesis, pero las fechas coinciden.