El carro delante de los bueyes
(tomado de un tuit de @japtapias)
Hoy vengo al blog
de mala hostia, aviso. Quien no esté dispuesto/a a aguantar mi bronca, mejor se
busca otra página.
Tres son los
motivos de mi mal café. De menor a mayor: a) un artículo elogioso de Ramón de
España a Paco Frutos; b) la reclamación por parte de sectores de la izquierda de
un referéndum ¡ahora!, sobre monarquía o república; y c), el peor, la propuesta
de Carrizosa y Arrimadas de apoyar los presupuestos de Sánchez si este expulsa del
gobierno a los ministros de UP.
Si se fijan bien,
las tres noticias ominosas cojean del mismo pie, de una consideración de la
izquierda como adorno estético, como elemento de contraste para que el fondo
del cuadro político quede más mono, en un caso, o bien para eliminarlo porque “hace
feo”, en el último y más grave de mis motivos de mal humor.
Empezando por
España (don Ramón de): ¿quién es, para tener vela en el entierro de Paco
Frutos? ¿Por qué no ha tenido la decencia de callarse? El elogio que ha
perpetrado tiene más veneno para la izquierda real y actual, que mieles para aquel
“hombre íntegro” tallado de una pieza que él colocaría encima del aparador de
su salita, como un bibelot vintage. Él
era, según dice España, lo puro, lo incontaminado, lo etéreo, lo prescindible pero
que, visto en la debida perspectiva, “hace mono”.
Me cago en Ramón de
España.
Me cago en quienes
salen con prisas para abolir la monarquía justo ahora. La izquierda tiene en
esta coyuntura una ventana de oportunidad para revertir un lastre pesadísimo de
desigualdad creciente. La mínima prudencia exige no tocar las
superestructuras cuando se está trabajando de firme en la reforma de las
estructuras. A Felipe VI se le debe exigir neutralidad en la batalla principal.
Pretender moverle el asiento en momentos en que tantas cosas están en juego para
nuestra gente, para los trabajadores precarios y empobrecidos, es el peor
síntoma de la enfermedad infantil que denunció Lenin en todos los tonos. Si se
coloca a la Corona como primer objetivo de las reformas, la Corona nos caerá
encima y nos aplastará.
Mera lógica, pero
los “duros” se empeñan en poner el carro delante de los bueyes, incluso cuando
no tenemos aún suficientes bueyes para empujar con comodidad el carro hacia
donde deseamos llevarlo.
Y ahí aparecen
Carrizosa y Arrimadas, con la intención de recortar las alas del gobierno a cambio
de apoyar unos presupuestos generales del Estado “de consenso”. El “consenso”
sería frenar, porque se ha ido ya demasiado lejos. Un consenso al que se han
apuntado ya Pepe Bono y Felipe González, que cantinflean por el escenario,
aupados por los medios y alabados por Vox.
El consenso que se propone
incluiría a Vox, porque hay gente de peso que opina que algunas de las cosas
que dice no van tan descaminadas, y excluiría en cambio a UP, que reúne todos esos
males que Ramón de España atribuye a nuestra izquierda realmente existente,
justo en el momento en que ha dejado de ser una izquierda inerte, cerrada y
dogmática, y es ya una izquierda eficiente, plural, activa, empeñada en cambiar
de raíz determinadas estructuras sociales, laborales y económicas.
Me cago en
Arrimadas y en Carrizosa, me cago en Felipe González y en Pepe Bono, me cago en
el rey actual y en el emérito, en la Judicatura y en el TS. Pero los quiero a
todos ahí, en fila, donde pueda verlos.