“Churchill también habría
llevado lazo amarillo”, monólogo de humor político.
Las caras cambian, pero
los proyectos siguen impertérritos. Vienen diferentes perros, pero traen los mismos
collares ya sobradamente conocidos.
Cayetana Álvarez de
Toledo dio el pistoletazo de salida. Su marcha ha tenido flecos originales: no
aceptó la sinecura de rigor que se le ofrecía (la verdad es que no era gran
cosa, secretaria general de la Fundación Concordia y Libertad, a saber qué es
eso), y dio una rueda de prensa para poner a parir a su señorito. Un día
habremos de agradecer a Cayetana los servicios prestados a la causa: ella nos
ha explicado, con más claridad que nadie, qué significa ese concepto raro, la “casta”
(debo el meollo de esta reflexión a Maxi Antequera; gracias, Maxi).
Cuca Gamarra
sustituirá a CAT. Es más de lo mismo, pero con formas menos rompedoras. Se hace
difícil avizorar a partir de ahí un cambio de línea en el partido popular,
cuando Casado anuncia ya que no respaldará los presupuestos y apostará fuerte porque
el Congreso no los apruebe. Volver al viejo caos, todo un programa de regeneración.
¿Por qué se ha cambiado
a la portavoz? Se trata probablemente del reconocimiento tardío de un error de
casting. Puede pasarle a cualquiera, pero Casado deberá ser más cuidadoso si quiere
seguir en el candelabro hasta el final de la legislatura. Sus errores de
casting han sido numerosos, y el de CAT no ha sido el más grave, ¿qué me dicen
de IDA? Ayuso vive, como la santa de Ávila, sin vivir en ella y con la lagrimita
colgada de la mejilla, ni en casa de sus padres ni en la suite privada que le facilitó
por un precio simbólico Kike Sarasola. Está en la Comunidad pero sin estar; los
números de la pandemia le suben tanto que se le contagian incluso los
negacionistas incondicionales que se manifiestan contra la mascarilla; la
Sanidad se le ha puesto de morros, y la Escuela otro tanto, porque con tanto
trajín sigue sin tener a punto los protocolos para la vuelta a las aulas,
dentro de cuatro días.
Un día Ayuso se marchará
por fin, y entonces los estudiosos entrarán a fondo en la peliaguda cuestión de
si alguna vez estuvo.
Tres cuartos de lo
mismo le ocurre a Quim Torra en Cataluña. Sus colegas lo dan ya por amortizado,
será incapacitado por un tribunal y su propio partido no recurrirá a Europa
para cuestionar la sentencia. Todo transcurrirá de un modo más pacífico.
Él considera que “ha
estado a la altura” en el desempeño de su cargo, si bien reconoce no haber
adelantado nada en el único asunto que le interesaba. Pero más cierto es que lo
único que podía haber adelantado Torra, de haber sido favorables los presagios
basados en las vísceras de las bestias sacrificadas, era la fecha electoral de
las elecciones autonómicas.
Pues tampoco, y eso
que iban a ser unas elecciones plebiscitarias, una revalidación del 1-O, etc. No
ha cuajado el plan. Ahora mismo lo que se baraja es agotar la legislatura con
un recambio discreto en la presidencia de la Generalitat.
La elegida parece ser
la actual alcaldesa de Girona, Marta Madrenas. Para ir abriendo boca ante la parroquia,
ya ha declarado ante los micrófonos incondicionales eso de que España no es una
democracia. No es original, nadie va a darse una palmada en la frente y
exclamar “¡Caramba, no había caído!” Pero menos da una piedra.
Marta Madrenas
proviene del “trust gironí”, tiene buena sintonía con Pseudomont y la devoción
imprescindible por JxCat. Es casi imposible que sea tan incapaz y tan autista
como su antecesor en el cargo, de modo que se producirá previsiblemente cierto
apaciguamiento en la inquietud de los fieles dispuestos a viajar a Ítaca, pero
con reticencias fundadas en lo que se refiere a la profesionalidad y
competencia del timonel.
Así pues, se
aplazará el adelanto electoral y celebraremos en paz las Pascuas venideras, tal
vez, al ritmo a que crecen los contagios, con un nuevo confinamiento (vuelve a
casa por Navidad). En Cs han aprovechado el receso para cambiar también su
cabecera electoral en Cataluña: Carlos Carrizosa sustituirá a esa chica, ya
saben quién quiero decir, tengo el nombre en la punta de la lengua, ¿Roldana
Lorén?