Tarso
Genro (Foto: Guilherme Santos, Sul 21)
Tarso Genro
Es
preciso construir en la medida de lo posible las capilaridades
políticas, económicas y morales, que permitan bloquear el fascismo en sus
raíces y el capitalismo en su reproducción de la vida en común, donde se
expande sin piedad y sin solidaridad. Es preciso bloquear la voz de la
irracionalidad cuando se presenta como la voz de la razón y de la
igualdad. El tiempo pasado, el presente y el futuro, nunca han estado tan
compactados en lo cotidiano como ahora: es preciso construir un
orden nuevo dentro de la vida perversa actual, sin miedo y con audacia.
En
el diario portugués “Público”, este 5 de septiembre, Boaventura Sousa
Santos publica un artículo –de los mejores que he leído de él– sobre la
llamada situación “pos-pandemia”. Es una situación política indeterminada –sin marcos
temporales prefijados y sin confinamiento previsto– que desafía los rastros firmes
de la evidencia empírica, y compromete nuestra teoria política de la emergencia,
ya en un estado visiblemente depresivo. El título del artículo es muy
sugestivo, y para nosotros resuena con un eco medio desesperado: «La hora
de la izquierda: ahora, o no hasta dentro de mucho tiempo» (ver aquí artículo en portugués, reproducido en
Sul 21).
Por
más que el texto trata de la situación portuguesa en particular,
Boaventura enuncia tres lecciones para las fuerzas de izquierda (y para
todos los que no desistimos de la democracia y la república) que tienen
plena cabida en el escenario brasileño. Es inevitable reflexionar sobre estas
lecciones para prepararnos a rechazar el fascismo, que avanza sobre el Estado,
amparado en una improbable alianza con lo que existe de más experto, más corrupto y más insensible, en el campo del liberalismo rentista. Los principios enunciados
por Boaventura son universales, y por tanto adaptables para pensar la crisis
en cualquier lugar de este insensato mundo.
Primera
lección: en momentos de crisis los ciudadanos son protegidos por el
Estado, no por el mercado. Y lo saben de sobra. No se trata de una cuestión
de “mala” moralidad de las instancias mercantiles, sino de su situación
objetiva. Ellas están ahí para obtener beneficios, no para dar protección
social, y si el emprendimiento no funciona por esta vía, muere a manos de
la competencia y, con él, desaparecen también los empleos. Por otra parte, si en
una situación de crisis sanitaria el funcionamiento del mercado debe
restringirse ─para evitar el contagio─, el funcionamiento del Estado debe
expandirse para combatirlo. La superioridad del Estado en relación con el
mercado en una crisis es la superioridad evidente del Estado Social sobre el
Estado de Derecho tradicional, en el cual el derecho de propiedad es
absoluto y los problemas sociales son poco más que casos para la policía o,
en el fascismo, para las milicias.
La
segunda lección se refiere a las relaciones ciudad-campo, a la oferta y la
circulación de los alimentos de la agricultura familiar, sanos, orgánicos y
de procedencia menos dudosa que aquellos que nos son ofrecidos “en abstracto”
en el mercado tradicional oligopolístico. Se refiere esta lección, también,
a la valorización de los mercados y ferias de proximidad –para la oferta
de dichos alimentos–, a su comercialización y producción cooperativas, a
la entrega a domicilio personalizada y a las nuevas relaciones de confianza
personal entre oferentes y compradores, que apuntan a la posibilidad de la
construcción de “modos de vida” y de consumo con mayores
posibilidades de relación entre productores y consumidores, y que incluso pueden
influir en la tipología y en el comportamiento de los grandes negocios al
por mayor.
El
MST (1), la Vía Campesina (2) y los agricultores familiares, en el entorno
de las ciudades grandes o pequeñas, demostrarán que el comercio, la
industrialización y la producción de alimentos sanos ─fuera del circuito de la gran agroindustria─ pueden ser tanto un instrumento mediante
el cual se incentiva la solidaridad para combatir el hambre, como
igualmente pueden cambiar, aquí y ahora, buena parte de la vida en común. Y lo hacen proponiendo ejemplos para el futuro, que apuntan a un control del sociometabolismo
del capitalismo rentista y oligopolista, que está siempre a favor de una mayor concentración
de la renta y una mayor diversificación de la miseria.
La
tercera lección que nos deja la tragedia de la pandemia está en relación con la
legislación laboral, cuya flexibilización anárquica demuestra que las
precariedades que han sustituido a la protección del empleo y del trabajo contractual
clásico, solo crean formas de vulnerabilidad agravadas. En concreto, en
vez de financiar a las empresas en crisis ─sobre todo a las pequeñas y medianas,
que son las mayores oferentes de empleo─, los gobiernos “liberales”
financian a los Bancos privados, cada vez más próximos a la especulación
con dinero público y cada vez más distantes de las empresas que producen los
bienes de consumo y crean empleo para el mercado interno.
La
precariedad, la informalidad y el desempleo, en esta hipótesis, solo pueden
ser atenuados por las ayudas de emergencia, que no solo aumentan la deuda
pública, sino que además alimentan el poder de los bancos que financian al
Estado, deudor permanente. El mundo pos-pandemia, en verdad, hoy solo
existe como ficción de la ciencia política. Será lo que permitamos que
sea, bien por la ausencia o la complacencia de nuestra voz, o bien por nuestra
energía política, despertada por la solidaridad en la lucha contra el
fascismo, el negacionismo y la corrupción.
Una
gran advertencia del gran Boaventura.
Notas
(1)
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem
Terra, movimiento sociopolítico brasileño.
(2)
Movimiento internacional que coordina organizaciones de campesinos, pequeños y
medianos productores, mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadores
agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra.
(*) Artículo publicado
en Sul 21 el 5.9.2020. Tarso
Genro ha sido gobernador del estado de Rio Grande do Sul, alcalde de Porto
Alegre y, con Lula da Silva, sucesivamente ministro de Justicia, ministro de Educación y
ministro de Relaciones Institucionales de Brasil.
(Por la traducción y notas,
Paco Rodríguez de Lecea)