sábado, 19 de septiembre de 2020

EL FINAL DE LAS BRAVATAS

 


Imagen de la manifestación anti Covid en Madrid, plaza de Colón, 16/8/2020 (fuente, El Mundo)

 

Yo diría que la política de las cosas se va abriendo paso poco a poco a través del muro espeso de las jactancias. Vox anunció en el primer rigor de la pandemia una moción de censura al gobierno, pero la censura en cuestión sigue en el limbo de los amagos, las fintas, las intenciones sin concretar.

El planteamiento de Vox era negacionista: la pandemia sería un invento del señor Illa y el señor Simón para reprimir la libertad de las copas after hours. Pasada la temporada de las calores, a la que se atribuían cualidades de amortiguación de la acción de los virus, las bravatas negacionistas se han achantado. La correlación de fuerzas es abrumadoramente contraria a la moción d Vox; el PP ha anunciado ya que votará en contra; sería un contrasentido apoyarla cuando su cargo más alto con mando en plaza está pidiendo árnica al gobierno de Sánchez, dadas las consecuencias que han tenido las bravatas anteriores sobre la salud de una población madrileña que sigue desprovista de camas públicas, de rastreadores y de cualquier tipo de política preventiva coherente.

Las encuestas del CIS indican un crecimiento del apoyo al gobierno, en perjuicio de PP y Vox. El giro de Cs hacia el consenso parece haber dado vuelo al grupo de Arrimadas. Los escépticos señalan que las encuestas se equivocan muchas veces, y las de Tezanos, más. Sí, pero lo cierto es que no hay contra sondeos a exhibir, con datos indicadores de que la oposición crece y el gobierno decae.

No hay tales contra sondeos, lo subrayo, a pesar del enorme interés de los medios, incluido en primerísima línea El País, en lanzar torpedos por debajo de la línea de flotación de la coalición gobernante. De haber algo, se habría publicado ya cientos de veces en las primeras páginas de los rotativos, así en papel como electrónicos.

Y si vamos al dirty realism (realismo sucio) de nuestra pequeña comunidad autónoma, ciertamente sí que hay sondeos que certifican que el independentismo se haría con el 51% de los votos y conseguiría un Parlament de composición todavía más amigable en unas elecciones celebradas ahora mismo.

Pero esas elecciones tampoco se convocan. De la impaciencia indepe hemos pasado a la cachaza extrema. “Sería una irresponsabilidad ir ahora a elecciones”, ha explicado Quim Torra, padre y fautor de todas las irresponsabilidades recientes. Como a Abascal, a Torra le tiembla la mano en el momento de pasar de las bravatas a los hechos.