domingo, 20 de septiembre de 2020

LAS OMISIONES DE UNA RESOLUCIÓN

 



Mapa de Cataluña (fuente Wikipedia)

 

«Caracterizar el movimiento independentista en Cataluña como un movimiento burgués, es un error de análisis.» La frase está incluida en la Resolució final del Congrés de Comunistes de Catalunya. Sobre ella se edifica la directiva de ir a un gran Front Democràtic i Social con las fuerzas trabajadoras y populares, capaces de dar vida a esa independencia añorada.

Hace muy poco, un fulano despotricaba en un tuit porque en la lucha de los trabajadores de Nissan por una solución susceptible de mantener los puestos de trabajo, los testimonios de calle que recogía TV3 hablaban sin excepción en castellano. “No son dels nostres”, decía el tuitero. Es reciente, de otro lado, la decisión del Govern de no incluir autores en lengua castellana en su plan horizonte 2030 de promoción de la lectura.

Este juego de inclusiones y de exclusiones, de “nostres” y “d’ells”, de vetos y plácets, no ha sido analizado, ni errónea ni certeramente, por el congreso de los comunistas. Tampoco parece haber conciencia clara de que el objetivo de la independencia lo señaló en primerísimo lugar Artur I el Astut en 2012, a raíz de llegar al conocimiento del público la fortuna oculta e ilícita de la familia Pujol. El independentismo como fuga hacia adelante prendió rápidamente en las capas burguesas bienestantes de la sociedad catalana, y fue recibido con un fastidio nada disimulado por los sectores trabajadores y populares. El mapa de la distribución del voto por circunscripciones, por localidades y por barrios, en los sucesivos comicios electorales, lo demuestra de manera fehaciente.

¿Dónde está el error en el análisis, entonces? ¿Con qué fuerzas obreras y populares cuenta Comunistes de Catalunya para liderar un Front Democràtic i Social, inclusivo y no excluyente de las diferencias de origen y de lengua existentes entre personas que, todas ellas, viven y trabajan o aspiran a trabajar en Cataluña?

No he leído ningún llamamiento a la convocatoria urgente de elecciones, quizá porque las triquiñuelas de Torra se acomodan a los tiempos que calculan los redactores de la resolución para sus propios preparativos electorales.

No he visto en la resolución final ninguna contrición por el hecho de que la falera independentista haya originado una fractura profunda en el sentimiento de catalanidad entre las clases populares y las burguesas. De que hoy Cataluña sea una comunidad dividida, fragmentada y contrapuesta. Un mosaico de imposibilidades.

No se adivina entonces de dónde va a surgir, a partir del pequeño ámbito de los Comuns Podem, ese amplio frente de izquierdas soberanistas que se propone. ¿Con el PSC y ERC, un nuevo tripartito con otro centro de gravedad? ¿Con la CUP incluida, tal vez? El documento pasa sin transición de las generalidades sobre el capitalismo neoliberal a la propuesta de un Front no circunscrito, sin aclarar por qué ese Front ha de crearse en Cataluña y no en España ─donde está ya funcionando─; ni por qué España debe quedar al margen del movimiento salvífico de la ciudadanía que se propone.

Si piensan ustedes que tales omisiones se deben a la casualidad o al apresuramiento, les responderé que, en mi modesta opinión, están cayendo en un serio error de análisis.