Mal asunto cuando
los líderes de opinión se empeñan en dictarnos cómo hemos de pensar, sí o sí.
Es lo que está
haciendo doña Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC. Dice la señora que no se
puede consentir que las universidades catalanas estén en manos de rectores
unionistas. Ninguno de los dos rectores aludidos está en nómina de la ANC, luego
ambos son sospechosos de unionistas, los estadillos están para eso.
El corolario de la
arriscada afirmación de doña Elisenda es que la universidad únicamente cumple
su función si se encamina al objetivo político perseguido.
Pero ese postulado
es inmediatamente extensible a todo lo demás, o sea, las actividades
productivas y recreativas, las opciones políticas y la vida cotidiana de las
fuerzas vivas, solo son aceptables si se dirigen rectamente a ese “bien común”
consistente en la separación de Cataluña del Estado español. La libertad de pensamiento
y de expresión, el mismo derecho a decidir, solo serían aceptables en caso de
que fueran libertad para pensar y expresar la independencia, derecho a decidir
la independencia. Nunca para lo contrario.
Quiero subrayar que,
en este esquema, la democracia desaparece por el escotillón. Si quieren que lo
exprese de una manera paluziesca, no es aceptable una democracia que admita en
su seno posiciones unionistas. Y claro, cuando resulta que las posiciones
unionistas tienen mayoría, esa mayoría debe ser necesariamente desconocida e
impugnada en nombre de la Idea Unilateral que preside los destinos de una Cataluña
com cal.
Paluzie propone
para el próximo 11 S rodear con cadenas humanas las instituciones catalanas “unionistas”
que se propone asaltar en un segundo round. Son la Universidad central, el
Banco de España, la sede de la Seguridad Social y la Agencia Tributaria.
El fascismo le
asoma por detrás de las orejas, doña Elisenda. ¿Qué vendrá, después de ese “encerclament” que señala con claridad
los objetivos preferentes de la escalada? ¿Una noche de cristales rotos tal
vez, seguida por otra de cuchillos largos? ¿Se adoptará una “solución final”, en
última instancia, para los unionistas recalcitrantes?
Es fácil decir que
esta mujer está loca, o es tonta. La realidad es bastante peor: estamos delante
del huevo de la serpiente.