sábado, 22 de mayo de 2021

ALARMA GENERAL, ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

 


Una imagen icónica. ¿Es este el mundo con el que soñábamos?

 

Israel ha llegado a un acuerdo provisional de cese el fuego con Hamás; el rey de Marruecos se ha avenido (más o menos, mejor no meneallo) a razones; Junts y ERC han encontrado una solución ─precaria y provisional─ a sus desavenencias, lo que ha permitido la formación de un Govern altamente inestable después de largos meses de empantanamiento. Incluso Jiménez Losantos ha alabado la intervención en Ceuta del presidente Sánchez, por una vez y sin que sirva de precedente. Todo ha sucedido de repente, el mismo día, como si Titania, la Faerie Queene o Reina de las Hadas, hubiese esparcido por doquier polvo mágico de estrellas en el sueño de una noche de mediados del mes de mayo. Lástima que la onda corta de la coyuntura excepcionalmente favorable no haya llegado para un consenso sobre la renovación del Poder Judicial.

Oigan, ¿qué está pasando aquí? ¿Dónde está la Ley de Bannon sobre la férrea pauta del encabronamiento universal, que ha venido a suceder a la de Newton sobre la gravitación y a la de Murphy sobre el empeoramiento natural de las cosas?

Alguien tendrá que dar explicaciones. Una voluntaria de la Cruz Roja llamada Luna recostó la cabeza de un migrante, cuyo nombre no ha trascendido, sobre sus turgentes senos (Cristina Seguí lo vio así) en la playa ceutí del Tarajal, y sin embargo no han rodado cabezas en las altas esferas. Nadie ha dimitido en el gobierno ilegítimo. Se nos está tomando el pelo. Los índices imposibles de vacunación del personal se están cumpliendo sin novedad, e incluso se da al personal la opción de elegir entre Zeneca y Moderna para el segundo pinchazo, como si estuviéramos todos en un anochecer de terraza del Madrid ayusino.

A la mierda todo. Algo falla de forma clamorosa en alguna parte. Todas (o casi, la excepción es lo del CGPJ) las tensiones del mundo se han aflojado de repente en el curso de un cuarto de hora tonto, debido tal vez a una alteración minúscula en el funcionamiento regular de la contigüidad del cosmos. Y el resultado penoso de tal incidencia no registrada por los metrónomos es que ahora los encabronadores tendremos que trabajar el doble para volver a dejarlo todo tensado y bien tensado, como estaba antes. Un desastre. Váyase de una vez, señor Sánchez Castejón.