lunes, 31 de mayo de 2021

EL LUGAR DE LAS AVES DE PICO DE BRONCE

 


El lago de Estinfalia desde el mirador del Centro de Interpretación.

 

Estinfalia fue el escenario de uno de los trabajos de Hércules. Allí había, según la leyenda, un lago cuyas orillas estaban pobladas por aves muy agresivas, de pico de bronce, que provocaban dolorosas heridas a los habitantes del lugar, hasta forzarles a emigrar. El héroe desecó el lago, hizo huir a las aves y posibilitó la labranza del suelo antes sumergido, de modo que lo que antes era un lugar de suplicio ahora se convirtió en una región rica y próspera.

 


No todo en esa historia es mito. Las “aves” debieron de ser mosquitos de considerable tamaño y picadura amarga. Estinfalia existe, en la parte norte del Peloponeso, y hoy es un espacio natural protegido. Se llega allí desde Kiáto, población costera al oeste de Corinto, por una carretera modesta que asciende casi sin tregua. Sigue habiendo lago con el deshielo, porque se trata de una cuenca endorreica entre montañas. En verano el terreno se deseca y se recogen unos juncos muy flexibles que se utilizan en un proyecto escolar de artesanías. Se ha constatado que el desagüe natural subterráneo de la cuenca quedó obturado en edades geológicas por masas rocosas que fueron removidas por alguna fuerza humana (hercúlea) ya en época histórica. Después, los romanos aprovecharon aquellas aguas primaverales mediante la construcción de un acueducto que llegaba primero a Nemea y descendía después hasta Arquea Corintos; unos 40 km de longitud total. Subsisten algunos tramos del mismo, así como restos arqueológicos importantes en toda la zona.

La excursión a Estinfalia tiene otro aliciente, y es el almuerzo en un establecimiento especializado en el cochinillo al horno. La carta apenas si incluye algún otro manjar, exceptuados el acompañamiento de ensalada y las patatulas fritas de rigor. Los postres son industriales.

Pero los cochinillos son deliciosos. Dada la cantidad de clientes y la celeridad con la que transitaban las bandejas desde los asadores (a la vista) hasta las mesas, preguntamos a la patrona, que nos sirvió en persona (hablo de mayo del año 2016), si se trataba de animales criados en el lugar o si venían, al menos en parte, de granjas más o menos próximas. Y ella nos contestó que todos eran nacidos, criados y cebados con piensos naturales en Estinfalia misma, y que podría darnos el nombre de cada uno de los que en ese momento se estaban sirviendo en el espacioso comedor.  


 

El cuerpo del delito. Delikatessen de Estinfalia.