viernes, 7 de mayo de 2021

LOS SUDORES DE JOAQUÍN LEGUINA

 


El coronavirus, según recientes estudios patapolíticos, sería una invención maligna de las izquierdas.

 

Joaquín Leguina va a ser expulsado del PSOE por haber hecho campaña a favor de Díaz Ayuso. Lo mismo le ocurre a Nicolás Redondo Terreros, un hombre que siempre estuvo en los entresijos de Ferraz, y siempre situado muy a la derecha de su padre Nicolás Redondo Urbieta. Redondo Urbieta fue un sindicalista histórico, y se sentía incómodo en el aparato del PSOE porque se veía a sí mismo cerca de las bases obreras y lejos de la dirección. Su hijo es enteramente otra cosa. Para empezar, ni es sindicalista ni es histórico. Para finalizar y resumir, las bases obreras se la sudan.

Leguina dijo en su momento que prefiere Ayuso a Iglesias. Era una metáfora, por supuesto; quería decir que prefiere Ayuso a cualquier otra opción. El suyo es un punto de vista muy común, si entendemos por común lo propio de la comunidad (madrileña, of course). La comunidad está mayoritariamente encantada con Ayuso.

De modo que Leguina declara ahora, “castizamente” según expresión propia, que se la suda esa expulsión. La culpa, dice, es de Sánchez, y suponemos nosotros (él no lo dice de forma expresa) que esa culpa consiste en no ser lo bastante ayusista. Una Gran Coalición liderada por la lideresa habría sido tan bonita. “Volveré al PSOE cuando se vaya ese señor”, dice Leguina. La ética por encima de todo, debe de pensar. No tiene mayor importancia la gestión ayusista de la pandemia, siete mil y pico de personas muertas en las residencias sin ser atendidas no empañan el éxito del modelo, y lo mismo ocurre con el deterioro consciente de la sanidad pública en favor del negocio sanitario privado, o el grifo cerrado (pero cerrado herméticamente, cero patatero) de las ayudas a los comercios más afectados por el confinamiento. Pelillos a la mar.

¿Qué valores son los que defienden Leguina y Terreros, entonces? ¿Por qué tendría que volver Leguina al PSOE cuando se haya ido “ese”, en lugar de seguir ejerciendo su libertad libérrima ahí mismo donde está, por las buenas? Me imagino que se trata de otra metáfora, y que cuando Sánchez se vaya, a él se la seguirá sudando. Castizamente expresado.

Hay una actitud de fondo, de un negacionismo beligerante, en la política de la derecha (y Leguina y Terreros son inequívocamente derecha). Jair Bolsonaro ha dado la expresión justa al estado de la cuestión, y se ha hecho portavoz cualificado de todo el cotarro: de Ayuso y Monasterio, de Leguina y Terreros, de los/las madrileños/as refugiados en su vie en rose y convencidos de que su triunfo electoral contra Ángel Gabilondo (espero que su arritmia no sea nada serio, don Ángel) es un éxito material contra el virus, esa bicha que no se nombra porque su sola mención trae mala suerte.

Bolsonaro, así pues, cuando le reprocharon los centenares de miles de muertes que está acarreando su política abiertamente negacionista y dirigida a recuperar el buen ritmo de los negocios, respondió a sus críticos, “castizamente”: «No seamos maricones.»