No es difícil de
entender y además Jordi Sánchez, el presidente de la ANC (Assemblea Nacional
Catalana), lo ha explicado maravillosamente.
Se percibe una desorientación
“parcial” y algo de fatiga en las bases del soberanismo, ha señalado Sánchez en
el curso de una entrevista en Catalunya Ràdio, debido a que no se acaba de entender
la actitud del gobierno de Madrid al vetar el referéndum unilateral de
independencia (RUI). La gente, lógicamente, esperaba los permisos
administrativos correspondientes, y ahora no sabe muy bien qué hacer.
Es muy cierto
además que, “por falta de armonía”, el procès
no ha avanzado a la velocidad de crucero que todos estimaban deseable. Los
pesimistas podrán alegar que no ha avanzado ni a velocidad de crucero ni a
ninguna otra; que, para ser exactos, el procès
no se ha movido un palmo de donde quedó el 9N. Pero ni Jordi Sánchez ni yo
nos contamos entre los pesimistas. No hay presupuestos aún, fuerza es reconocerlo,
pero sin duda se desbloquearán después de solventada la cuestión de confianza
en el Parlament.
En relación con la
Diada, la cifra de compromisos no llega ni de lejos a los contabilizados el año
pasado, pero es porque se ha abierto la inscripción más tarde. La gente “mantiene
la ilusión”, dice Sánchez. No obstante, debe reservar su capacidad de
movilización para el RUI que, sin la menor duda, se celebrará el próximo año.
De tal modo que la situación actual de las bases del soberanismo se puede
definir con brevedad y precisión del modo siguiente: se está en “situación de
reserva activa de movilización.”
Puede decirse más
alto, pero no más claro.