Merkel, Hollande y
Renzi, los mandones de la Unión Europea desde que David Cameron se pegó el tiro
en el pie, se han reunido en la pequeña isla italiana de Ventotene para
analizar las consecuencias del Brexit y la línea política conjunta a seguir por
la Unión.
La elección de
Ventotene como lugar de reunión obedece a un simbolismo profundo. La isla
apenas tiene 2 km de diámetro, 139 m de altitud máxima, y forma parte del
archipiélago pontino, en el Tirreno. En la antigüedad recibió el nombre de
Pandataria, y fue uno de los lugares favoritos utilizados por los césares para desactivar
a sus mujeres díscolas. Allí estuvieron internadas sucesivamente Julia, hija de
Augusto; Agripina, sobrina de Tiberio, y Octavia, esposa de Nerón. Agripina la
Mayor tuvo entre ellas el destino más cruel: murió de hambre, privada de todo
alimento por orden de su tío el emperador.
Los jerarcas
fascistas de la Italia mussoliniana, siempre bien dispuestos a emular las
glorias del antiguo imperio romano, se sirvieron en 1941-43 del mismo pedazo de
tierra emergida para deportar y tener bajo riguroso control a adversarios
políticos incómodos. En Ponza, la isla mayor, estaba ubicado el centro de
internamiento principal, cuyos recuerdos nos ha dejado Giorgio Amendola en la crónica
autobiográfica Un’isola; Ventotene, a
unos 40 km, era un presidio complementario de Ponza por expresarlo de alguna
manera, pero contó con huéspedes ilustres: Sandro Pertini, que sería presidente
de la República muchos años después; Lelio Basso, Altiero Spinelli, Ernesto
Rossi, y la plana mayor del PCI, no solo Amendola sino Terracini, Longo,
Secchia, Scoccimarro, Eugenio Curiel y otros muchos militantes destacados.
El simbolismo
buscado por los tres líderes punteros de la UE reside en el manifiesto Per una Europa libera e unita, redactado
en Ventotene de forma clandestina por Spinelli y Rossi, y considerado uno de
los documentos históricos que prefiguraron la Unión Europea. Se propone en
dicho texto una federación de estados europeos a imagen de los Estados Unidos
de América, con un parlamento, una constitución y un gobierno comunes. La idea de
recordar y rendir homenaje a la propuesta de Spinelli y Rossi es excelente,
aunque la propuesta en sí misma parece difícilmente factible en la situación
actual. Falta saber si la elección de Ventotene ha sido un gesto grandilocuente
pero vacío, un brindis al sol, o si detrás del símbolo apunta una rectificación
del rumbo general mantenido por el alto funcionariado paneuropeo en los últimos
años. Ojalá sea lo segundo.