miércoles, 26 de octubre de 2016

MÁS PAPISTAS QUE EL PAPA


Hay que celebrar con calor la oportunidad del documento Ad resurgendum cum Christo, emanado recientemente de los despachos de la vaticana Congregación para la Doctrina de la Fe. En efecto, reconforta que en tiempos de doctrinas tan gaseosas como las que aquejan a algunas socialdemocrcias, haya una institución por lo menos, la iglesia católica, que exhiba músculo y se decante por una solidez de principios pétrea (de Petrus, la roca sobre la que se asentó la edificación del secular edificio).
La Congregación prohíbe esparcir al viento las cenizas de nuestros muertos, y pone serias objeciones a guardarlas en otra parte que no sea un lugar sagrado, un campo santo. La norma no obedece, claro, a una mayor dificultad en el día del juicio final para reunir los cuerpos disueltos de esa forma, ya que la tarea recaerá en el proverbial buen hacer de la omnipotencia divina, la cual, como se desprende de los propios términos, todo lo puede. De lo que se trata, entonces, es de evitar cualquier «malentendido panteísta, naturalista o nihilista.»
Porque, igual que el burgués de Molière hablaba en prosa sin saberlo, nosotros podemos caer inadvertidamente en el panteísmo, el naturalismo o el nihilismo (líbrenos el cielo de caer en los tres errores de forma simultánea), y en consecuencia la Congregación de la Fe se apresura a advertirnos para evitarnos una incidencia tan enojosa. El muerto que no haga caso de tan amorosa solicitud será castigado con la negación del funeral correspondiente. Me parece justo.
Pero hay autoridades más papistas que el mismo papa. Un ejemplo que viene de inmediato a la mente por asociación natural de ideas es el de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol española, que se ha declarado dispuesto a sancionar de oficio a varios jugadores del FC Barcelona por haber recibido un botellazo durante la celebración de un gol en el estadio de Mestalla. Opina Tebas que exageraron la fuerza del impacto, y se dejaron caer al suelo como en un juego de bolos. Un pésimo ejemplo, tanto más cuanto que nos estaban viendo en directo por la televisión china, y los chinos son un porrón de millones de personas. ¿Qué habrán pensado de nosotros al ver a varios jugadores de primer nivel desparramarse blandamente por el césped en lugar de encajar con reciedumbre viril el botellazo?
Por lo que se refiere al botellazo en sí, es un gesto feo, opina Tebas, pero excusable dada la provocación de los jugadores blaugrana, que de forma insólita en los campos deportivos de España, estaban celebrando la consecución del gol de la victoria con abrazos y gestos de alegría. Caramba. Podrían haber aprendido de la sobriedad y elevación de miras de Cristiano Ronaldo, que cuando un compañero del Real Madrid marcó el gol de la victoria contra el Athletic de Bilbao, levantó el brazo para indicar al linier que había fuera de juego previo.