Pedro Sánchez ha
renunciado a su acta de diputado entre lágrimas, dispuesto a no facilitar la
investidura de Mariano Rajoy. No han sido las lágrimas de Boabdil el Chico, sin
embargo; entre pucheros, se ha situado bonitamente en la pista de despegue para
una nueva disputa del liderazgo en el partido socialista. Aportará en su momento al envite
su apuesta ya histórica por el “no es no”, hoy devaluada, pero no es
descartable que ese capital le aporte buenos réditos a medida que avance la
legislatura. El tiempo corre, por el contrario, en contra de las perspectivas
de éxito de quienes han puesto sobre el tapete verde la ficha de la abstención.
No es muy probable que Roma, o para la ocasión Mariano, pague traidores en la
coyuntura que se avecina. Desde la ventana del piso alto de Génova, el Augusto contemplará
impertérrito el cortejo de cadáveres exquisitos que seguirán pasando camino del
camposanto. Es obligado recortar sí o sí cinco mil millones para las troicas, y
en todo lo referente al diálogo social Mariano ya ha dado un anticipo de lo que
va a ser su programa, asombrosamente idéntico al eslogan de Sánchez: “no es no”.
En Barcelona, el ex
alcalde Xavier Trías lleva a cabo sondeos, ahora ya oficiales, para plantear una
moción de censura a Ada Colau. Considera que la alcaldesa de En Comú está
despilfarrando la brillante herencia que él le dejó de una ciudad puntera en el
mundo. Los datos tozudos dicen exactamente lo contrario, que los buenos resultados
de la actual gestión municipal están enjugando las deudas debidas al alegre despilfarro
del tronera Trías en su delirante mandato municipal presidido por el proyecto estrella
de una Barcelona meca del juego, versión europea de Las Vegas.
La presión sobre la
alcaldesa abarca también otro punto, la necesidad urgente de que el cap i casal de Catalunya encabece la movida
de los municipios por la independencia. Colau ha preguntado a Trías con ironía
si cuenta con los votos de PP y C’s para esa moción. Podría ser, sin embargo; no
lo descarten, la telaraña política del Ibex (disculpen el topicazo) ya ha
propiciado compañeros de cama más extraños.
Pero el proyecto
alimentado por la codicia de las élites extractivas tropieza por el momento con
otro obstáculo inesperado, la resistencia indómita de Miquel Iceta, el
Braveheart de nuestra pequeña aldea gala del Pesecé, frente a las imposiciones prepotentes
de los viejos galápagos de OK Ferraz. Sin nada que perder por el flanco
nacional-popular, Iceta insiste en la estrategia de una reforma constitucional
para alumbrar una España federal con un esquema nuevo de financiación para las
autonomías federadas, y medita la opción de acudir a las próximas elecciones
autonómicas catalanas en lista conjunta con En Comú.
De momento es solo
una candela al viento; pero también una buena, buenísima noticia. Desde el
frente mismo de batalla, observaremos atentamente los pormenores de la
operación en perspectiva, reteniendo el aliento, no sea que la menor exhalación
inoportuna dé al traste con un horizonte tan prometedor.