La eutanasia es
delito en nuestro país, de modo que en el caso de Ángel, que ayudó a su esposa enferma a morir cuando ella ya no podía soportar la existencia después de veintiún
meses de espera en los que le fue denegado reiteradamente el ingreso en una
residencia especializada, la jueza ha derivado el expediente a un tribunal que
examina casos de violencia de género.
Del escolar del
barrio de Usera que se suicidó, todo el mundo sabía que un compañero de clase
le hacía la vida imposible, le quitaba cosas, le amenazaba y le maltrataba de
distintas maneras. Las autoridades escolares examinaron el caso y llegaron a la
conclusión de que todo ello era cierto, sí, pero sin importancia, cosas de
chiquillos, por lo cual debía concluirse que el suicidio del muchacho tuvo que
estar motivado por alguna otra cuestión, a saber cuál, cosas suyas y de su
exclusiva responsabilidad. Ahora el descubrimiento de unas anotaciones en el
diario del chico muerto indica que, a pesar de todo, fueron aquellas naderías
sin importancia las que le impulsaron a quitarse la vida.
Luego está el caso
del trabajador de Chiclana, contratado por una empresa de la construcción para
manejar una fenwick sin ningún tipo de aprendizaje, sin ropa adecuada, sin
medidas de seguridad mínimas y sin darlo de alta a la seguridad social. Sufrió
un accidente mortal, y en la ambulancia que lo trasladaba al hospital los
empresarios le despojaron del uniforme que les habría delatado, y presentaron
el caso como una muerte accidental por una caída fortuita fuera del horario de
trabajo. Las pensiones concedidas a la viuda y los hijos del obrero fueron
acordes con esta última hipótesis; es decir, mínimas. A la guardia civil y a la
inspección de Trabajo les ha costado meses averiguar las verdaderas circunstancias
del accidente: el hombre, por impericia en el manejo de la máquina, había
quedado atrapado en el mecanismo elevador.
Son tres casos
escandalosos de dejación de responsabilidades por parte de quienes por ley están
obligados a asumirlas, y que dejaron a las víctimas en un desamparo literalmente
mortal. Por fortuna, nuestras derechas galopantes han salido con brío al
rescate de las víctimas, en la campaña electoral: Suárez Yllana ha fustigado el aborto, en
particular el cometido después del nacimiento; Casado ha propuesto la rebaja
del salario mínimo, y ayer mismo Abascal lanzó la idea de desmantelar el actual
sistema de pensiones. Conforta pensar en la cantidad de papeletas de voto que
van a coleccionar gracias a su valentía al apostar por semejantes medidas.