jueves, 19 de diciembre de 2019

SIT AND TALK



Tsunami Democràtic colocó anoche en la gradería del Nou Camp una pancarta gigante con la leyenda «Spain sit and talk», España siéntate a hablar.

Este es un juego de despropósitos. El gobierno está sentado y hablando con Esquerra Republicana. La negociación avanza, si bien parece que a juicio de ERC lo está haciendo demasiado deprisa; en ERC critican las urgencias del gobierno en funciones del PSOE. No hay tanta urgencia, caramba, por más que llevemos años sin presupuestos y con gobiernos en funciones. Y no solo en España, por cierto; el empantanamiento afecta muy en particular también a Cataluña y al Ayuntamiento de Barcelona. ¿No aprecian, entonces, ninguna urgencia en ERC? Quizás opinan que las pelotas del electorado todavía no están suficientemente hinchadas.

Esquerra se encuentra actualmente de Congreso, con una fuerte división interna por el tema de la unilateralidad. ¡De la unilateralidad, Ángela María! Hay sectores que no desean renunciar a la unilateralidad así como así. ¿Qué es exactamente la unilateralidad y para qué sirve?, podríamos preguntar al unísono don Immanuel Kant y yo. A don Immanuel y a mí nos parece que la consigna «Spain sit and talk» y la unilateralidad son contradictorias en sus términos, no caben sencillamente en el mismo sistema lógico, es necesariamente o lo uno o lo otro.

Pero es característico de los diversos frentes secesionistas el tocar al mismo tiempo todas las teclas posibles, por si suena la flauta inesperadamente en alguno de esos toqueteos compulsivos.

De suceder así ─en contra de todas las leyes de probabilidades establecidas─, la flamante República Catalana independiente nacería bajo el signo de la incoherencia. No se sabría exactamente para qué habría venido a este mundo, tan concreto y por así decirlo terrenal; ni qué lugar ocuparía en él. Quim Torra, en un éxtasis de felicidad, dimitiría para dar paso… para dar paso ¿a qué exactamente? Me temo que las ideas que tienen al respecto Junts per Cat, Esquerra y la CUP, no son idénticas, ni asimilables, ni compatibles entre ellas. Es dudoso incluso que las tres plataformas políticas oficiales, más las oficiosas añadidas de la ANC, los CDR y el Tsunami, estuvieran dispuestas a sentarse juntas a discutir con calma los entresijos de la cosa.

La ciudadanía nos reuniríamos entonces en el Nou Camp bajo una pancarta gigante con el lema «Catalonia Sit and Talk», y lanzaríamos al césped pelotas hinchables de color amarillo, u otro cualquiera.