Martín Fierro.
Hay expectación en
torno al Congreso de Esquerra Republicana de Catalunya. En elpais se habla de
un congreso «decisivo». Habrá que esperar, por si en efecto se producen decisiones
de calado o enjundia. De lo que más se habla hasta el momento, sin embargo, es
de la necesidad de mantener la unilateralidad en la panoplia estratégica del
partido. La ponencia, en la que tal cuestión no figuraba de modo explícito, ha
transado un compromiso en ese sentido. Será en cualquier caso un brindis al sol,
un bibelot bonito para quien le guste,
pero de escasa consecuencia. Las nuevas generaciones de dirigentes de Esquerra
saben perfectamente que se trataría de una declaración llena de estrépito y
furia pero desprovista de significado, como ya advirtió Macbeth en un contexto
distinto y cuando lo suyo ya no tenía remedio.
Lo de Esquerra sí
tiene remedio, vaya esto por delante. Dada la trayectoria errática de los "post
post post convergentes" (como les llama con malafollá
santaferina José Luis López Bulla), Esquerra se ha situado en el centro del universo
procesista, con unas perspectivas electorales tan excelentes que están
induciendo al patriota sin tacha Quim Torra a huir de las urnas como gato
escaldado del agua fría, y posponer indefinidamente cualquier convocatoria electoral
mientras no escampe.
En la idiosincrasia
particular de Esquerra, de otra parte, la declaración de mantener en la
recámara la unilateralidad no tendría más significado que el cumplimiento de un
ritual canónico consabido: «Som i serem», «Tornarem a fer-ho», etcétera. Sería
muy deseable que, a continuación del introito ad altare dei, se preocuparan de aterrizar
en la coyuntura terrenal. Pero no es imposible que, cuando lo hagan, utilicen formas
imaginativas y retorcidas, al modo de los augurios que en tiempos pretéritos
daba la Sibila de Delfos, que tenían la virtud de que nadie sabía qué había
querido decir.
O, para recurrir a otra
autoridad tradicional, que se pronuncien con cantaletas al modo de los teros, aves
pampinas de las que nos contó el gaucho Martín Fierro. Les recuerdo sus
palabras:
De los males que sufrimos
Hablan mucho los puebleros,
Pero hacen como los teros
Para esconder sus niditos:
En un lao pegan los gritos
Y en otro tienen los güevos.