sábado, 5 de diciembre de 2020

"NUESTROS" HIJOS DE P...


Franklin Delano y Eleanor Roosevelt. El presidente promovió eficazmente la doctrina de la pertenencia particular de los HDP. (Fuente, Getty Images)

 

En 1939 el presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt invitó a una visita oficial a su homólogo nicaragüense Tacho (Anastasio) Somoza. No he podido confirmar el dato pero creo que fue su secretario de Estado quien se escandalizó: “¡Pero si ese hombre es un hijo de puta!” Y el presidente le reconvino con suavidad: “Ya lo sé, pero es ‘nuestro’ hijo de puta.”

La que podríamos llamar “doctrina Roosevelt” (DR en adelante) ha hecho fortuna. Dos ejemplos recientes, en nuestras latitudes: el primero, la asistencia del vicepresidente del Parlament, Josep Costa (JxCat), a una reunión telemática de ocho formaciones independentistas minoritarias con la idea de presentar una candidatura común a las próximas elecciones catalanas. Entre ellas estaba el Front Nacional de Catalunya (FNC), adscribible a la ultraderecha. ERC se ha escandalizado (“¡Pero si son unos…!”) En este caso Costa ha recogido velas y se ha refugiado en un malentendido en el que cayó de buena fe. Por debajo de sus excusas electoralistas, late la lógica de la DR (“sí, pero son nuestros…”)

La video reunión había sido convocada por la plataforma “Donec Perficiam” (Hasta Conseguirlo, en latín), constituida por dirigentes procedentes de la ANC. Mi pregunta es en qué espacio político se ubican en el momento presente la ANC, Donec Perficiam y JxCat. Puede que sean Antisistema, como la CUP. La CUP dijo en su momento que Artur Mas era “uno de los nuestros” (DR). ¿Ocupa la CUP algún lugar concreto en el terreno de la izquierda, o de la derecha, o definitivamente su reino no es de este mundo?

La diputada Macarena Olona, portavoz parlamentaria de Vox, ha dicho que su formación no tiene nada que ver con el chat de los militares jubilados, pero que, evidentemente, “son de los nuestros” (DR). Se le agradece la franqueza. Vox es un partido de ultraderecha pero al parecer no tanto, siempre hay matices, y jamás se plantearía el fusilamiento de 26 millones de personas, tal vez solamente cuarto y mitad de dicha cifra. La Fiscalía y el Tribunal Supremo deberían tener el dato en cuenta en sus apreciaciones.

El rey guarda silencio. Es más que evidente que no participa en esos enjuagues de cantina de oficiales en los que su nombre sale continuamente a relucir. Los ex altos mandos esperan mucho de él. Él mira a otro lado. Tal vez piense para sus adentros que todos ellos son unos HDP, pero “sus” HDP. Mientras no lo aclare, no podremos saberlo.

Tacho Somoza, su esposa Salvadorita Debayle y varios familiares que formaban parte del séquito presidencial nicaragüense fueron recibidos el 5 de mayo de 1939 en la estación de ferrocarril de Washington por el presidente Roosevelt, el vicepresidente, el gabinete presidencial y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, todos ellos con sus respectivas esposas. En su honor se llevó a cabo un desfile militar que incluyó a 751 oficiales de policía, 400 miembros del cuerpo de bomberos, nueve bombarderos pesados Boeing-14 conocidos como «fortalezas volantes», 30 carros de combate y un regimiento de artillería (datos de Wikipedia).

Somoza llevaba a Estados Unidos un ambicioso programa de cooperación que incluía la ayuda yanqui para financiar diversas obras públicas (un canal interoceánico, una red de carreteras, un aeropuerto, el dragado de Puerto Corinto), y todos sus proyectos le fueron denegados de forma sistemática. Con todo, el beneficio propagandístico que extrajo de su viaje el asesino de Augusto César Sandino le ayudó a apuntalar en el poder de Nicaragua a su dinastía familiar.