martes, 1 de diciembre de 2020

AHÍ VIENE LA PLAGA

 


Moisés y Aarón en el desierto, delante del tabernáculo del Arca de la Alianza, según horrenda pintura de Leopold Layer. (Fuente: mitos y más)

 

Cataluña es la ciudad alegre y confiada, la Pompeya que banquetea en la línea recta que va desde el inofensivo cráter del Vesubio hasta la orilla del Mare Nostrum. Es inverosímil que en el Edén que habitamos nos veamos afectados por plagas bíblicas, nos decimos, porque aquellos tiempos se fueron para siempre y nosotros somos, considerados en conjunto y visto todo en perspectiva, gente afortunada. Sí, es cierto que estamos padeciendo un simulacro de plaga con el covid, pero desde una sensatez conspiranoica que se aviene mucho con nuestro carácter, tendemos a verla como un invento del doctor Simón y el ministro Illa para restringir nuestra libertad última de viajar los “findes” (palabra de ley según reciente disposición de la RAE) a nuestra segunda o tercera residencia en la Cerdaña, lugar próximo a la Andorra donde guardamos nuestros ahorros en la banca opaca de nuestra predilección.

Conviene, sin embargo, examinar con detenimiento los datos que tenemos a nuestro alcance sobre las plagas bíblicas. Los manuscritos antiguos dicen que fueron siete y las mandó Jehová para liberar a su Pueblo Elegido, dado que Faraón insistía en utilizarlo en la industria de la construcción de pirámides como mano de obra barata.

La analogía es fácil: Jehová sería Jordi Pujol, Faraón el gobierno de Madrit, y el Pueblo Elegido el de los buenos catalanes agrupados en ANC y Omnium.

Hasta el momento, entonces, habríamos sufrido tres plagas: Mas, Puigdemont y Torra. Faltan cuatro aún para que se ablande el corazón pétreo de Faraón. A propósito, convendría ir pintando con sangre de cordero pascual el dintel de nuestras viviendas, de modo los fieles a Jehová Pujol seamos reconocidos por el Ángel que pasará de noche e invisible. No vayamos a pifiarla por un descuido u omisión involuntaria.

Laura Borràs podría muy bien ser la cuarta plaga. Ha arrasado en las casi desiertas primarias de la formación Esmicolats x Cat, y aspira a okupar su banda de la plaça Sant Jaume, que contiene el tabernáculo donde se guarda el Arca de la Aliança (rota por el momento). Ya sé que las encuestas dan pocas opciones a Laura, pero las encuestas solo son encuestas, y la chica, reconocerlo es de justicia, tiene una pinta de plaga que no se lame.

Quien avisa no es traidor. Ahí viene la plaga, y será la cuarta. Luego, todavía nos quedará pasar por tres más. Finalmente, tendrá que funcionar otra vez el viejo truco del mar Rojo para detener a los carros de Faraón, y nos quedará todavía por delante la perspectiva de una larga travesía del desierto.

Son los pequeños inconvenientes históricos que presenta nuestra indudable condición de Pueblo Elegido.