sábado, 26 de junio de 2021

LA SOLEDAD DEL "RIDER"

 


Piloto de una nave griega, decoración en estilo geométrico de una crátera, h. 750-700 a.C. Así navegaba Ulises, contra los elementos y contra la furia desatada del dios Poseidón. (Foto, Carmen Martorell.)

 

Es una constante cultural que el inicio de una nueva civilización quede marcado por una epopeya en la que un grupo humano se abre paso a través de las dificultades que le oponen tanto la naturaleza como los designios adversos de los dioses, para alcanzar finalmente una estirpe amiga y una tierra prometida en las que realizarse. Es el esquema de la epopeya del Gilgamesh, la seguida por Homero en la Odisea, y la aprovechada por el anónimo Yavista para contar la historia del Éxodo, en cuyo relato el pequeño reino de Ítaca queda sustituido, mediante una carambola metafísica, por la Tierra Prometida en mayúsculas. El Oeste y su conquista constituyeron la nueva promisión de un nuevo pueblo, elegido o por lo menos teorizado por Adam Smith y George Washington.

Pero ahí no acabó todo. La epopeya primigenia siguió declinándose en diferentes modos verbales, para expresar cualquier surgimiento de nuevos sujetos transformadores en situación de cambiar un contexto definido cada vez más como una Waste Land, una tierra baldía.

Es obligado incluir en esa nueva épica, ya no primigenia, a James Joyce y su Ulysses, sobre todo porque se remitió de forma expresa a los orígenes del mito. Por medio andan dos dramas que apuntan a otro héroe griego bastante parecido en sus contornos a Odiseo; son el Prometeo liberado, de Percy B. Shelley, y Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, que fue esposa del anterior.

Me interesan más dos intentos posteriores de épica acerca de lo que despuntaba como “nuevo”: La soledad del corredor de fondo, de Alan Sillitoe, que narra la gesta de un joven desarraigado a quien se le ofrece la redención social a través del deporte, y la rechaza apelando a su conciencia de clase subalterna; y La soledad del manager, de Manolo Vázquez Montalbán, recuento de las insatisfacciones ocultas en el ideal radiante de otra clase nueva y falsamente dirigente, creada por el nuevo capitalismo de rostro post humano.

Está por escribir todavía, o por lo menos yo la desconozco, La soledad del rider, esa nueva categoría social de quienes aúnan la autonomía y el emprendimiento para situarse en dimensión épica al lado de los Jobs, los Gates y los Bezos, aunque su solidez financiera sea incomparablemente menor, cuando no enteramente inexistente.

Antonio Baylos ha esbozado en su blog de culto la parábola de estos nuevos Ulises solitarios, paradigmas voluntarios o no de una nueva subclase social esclavizada por las plataformas y los algoritmos, pero orgullosamente independiente en su precariedad crónica, en su emprendimiento equívoco, y en su falsa autonomía, tan infravalorados socialmente como infrarremunerados.

Se trata con toda evidencia de trabajadores esenciales, connaturales a los nuevos sistemas de producción y de distribución instalados. Carecen, sin embargo, de todo arraigo social y de una personalidad definida. Son fuerza de trabajo fungible y abstracta, sin cualidades perceptibles, enteramente sustituible. Son mercancía que transporta mercancía.

Los nuevos marcos legislativos que se ensayan para minimizar los desastres de la etapa inmediatamente anterior, están procurando traer de nuevo al suelo del derecho laboral a estos cometas frágiles que surcan en soledad ensimismada los cielos de una “autonomía” desembarazada de normas jurídicas y de cualquier estructura de protección.

Así caracteriza Baylos la novedad radical de esta nueva especie de héroes épicos que esperan “su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta”: «El trabajador se presenta como una figura sin edad ni sexo, sin que se considere a sí mismo como un sujeto esencialmente subordinado en lo social, económico y cultural a un poder privado. Es una persona sin anclajes ni vínculos que se desenvuelve en un mercado de bienes y de servicios como un homo oeconomicus cuya identidad cultural se hace coincidir con la de un emprendedor individual que sabe extraer de su trabajo no solo la renta para sostener su existencia sino todo un proyecto de futuro y de progreso personal labrado individualmente.» (Ver https://baylos.blogspot.com/2021/06/huida-al-trabajo-autonomo-retorno-al.html)