miércoles, 23 de junio de 2021

CONSISTENCIA

 


Marc Márquez en el podio de Sachsenring, el domingo pasado.  (Fuente, El Periódico)

 

Saltó a la opinión el tema del indulto a los políticos catalanes, y el jefe de la oposición dijo: “eso no sucederá nunca”. Los medios de comunicación dispararon toda su metralla mediática: “no se atreverán”, dijeron. La meritoria aupada a prima donna por la crítica y el público a los que tanto quiere y que tanto la quieren, alertó de que se quería pringar al rey en la maniobra, y se vertieron ríos de tinta escandalizada. Se montó un zafarrancho promovido, según fuentes dudosas, por una bastante deshilachada “sociedad civil”, para dar un simbólico puñetazo sobre la mesa, y se puso en marcha una recogida no tan masiva de firmas, como refuerzo. Prestaron su autorizada voz, en tales movilizaciones casi infalibles, personalidades de mucha sustancia que han recorrido a lo largo de su trayectoria pública todas o la mayoría de las posiciones de la rosa de los vientos; pongamos que hablo de Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Rosa Díez o Andrés Trapiello. Se echó de menos en esa cita de veletas eminentes a Toni Cantó, pero la perfección no es de este mundo.

Los indultos han sido concedidos, y ahora se habla ya de otra cosa. Ahora el leit-motiv es que los indultos no sirven para nada, no tendrán ningún efecto, no rebajarán ninguna tensión, no aliviarán ningún bloqueo, no tenderán ningún puente porque todos los puentes están rotos y bien rotos.

En esta polifonía, hay que distinguir entre la línea melódica del tema interpretado por el gobierno solista, y la algarabía (des)concertante que la acompaña en todo momento desde la masa de los instrumentos de viento tocados en sordina. Siempre alguien se adelanta a señalar los errores morrocotudos y monumentales de Sánchez, de Iglesias, de Simón, de Illa, de Calvo, de Díaz o de Ribera, y a vaticinar que esto se acaba, debe ponérsele ya fin, en todas las encuestas el gobierno baja y la oposición sube, Vox podría ser decisivo.

Pablo Casado acaba de pedir a Sánchez, de buenos modos y sin chillar, que dimita ya y convoque elecciones.

No va a colar. Sánchez tiene otros planes, tiene un programa de gobierno que no ha variado desde la investidura, y que avanza paso a paso en su cumplimiento. El día 29 se iniciarán conversaciones en Cataluña, entre Aragonés y Sánchez.

Yo no me atrevo a anticipar hasta dónde van a llegar esas conversaciones; pero tampoco voy a darlas por fracasadas antes de que empiecen. Nadie daba un duro por Marc Márquez en esta temporada de Moto GP, y el otro día ganó en Sachsenring ocupando la cabeza de la carrera desde la primera hasta la última vuelta. No me siento capaz de anticipar hasta qué tan arriba llegará Márquez en esta temporada, en que compite con el cuerpo dolorido por una larga lesión, y con una moto inferior a las de sus principales rivales.

Pero Marc Márquez, como Rafa Nadal, o Pau Gasol, o Alexia Putellas en otros deportes, tiene cualidades no desdeñables: consistencia, fiabilidad, ambición, espíritu de sacrificio. Son todos ellos deportistas minuciosos en la preparación y concienzudos en la competición. Saben lo que quieren, saben lo que necesitarán para conseguirlo, están dispuestos a apretar los dientes para ir tan lejos como puedan llevarles sus sueños.

Pedro Sánchez también.