miércoles, 30 de junio de 2021

DEL FÚTBOL COMO REALIDAD PARALELA

 


Sergi Busquets en un partido de la selección española. (Fuente, El Mundo.)

 

Leo en la prensa que la cofradía de los Patriotas Anónimos (PA) de este país anda mohína porque el seleccionador Luis Enrique, traidor por segunda o tercera vez a las esencias, no ha incluido ningún jugador del Real Madrid en la selección. Ahora la muy extensa cofradía no sabe si desear que España gane o pierda contra Suiza. Todo era más fácil cuando estaba Sergio Ramos en el once inicial de la Roja, porque entonces había una seguridad en el momento de cantar la alineación (salen Sergio Ramos y diez más) y se sabía con certeza que, en el caso de que nos pitaran un penalti a favor, Sergio la metería a lo Panenka o la mandaría al segundo anfiteatro, pero en uno y otro caso con furia española garantizada.

Ahora los penaltis nos los falla Morata, y no es lo mismo, porque Morata ya no es del Madrid. Sergio Ramos tampoco, pero esos son misterios hurtados a la comprensión de los mortales, que los aceptan a duras penas y gracias a la providencial fe de Carbonero (doña Sara) puesta en seres superiores tales como don Florentino, que no explica nunca nada, o Pedrerol, que lo explica todo pero al revés.

Entonces, como suele pasarle de forma cíclica, la peña de los PA se ha dividido en dos bandos o banderías trágicamente enfrentadas. De un lado se agrupan los “¡Vivajpaña!”, que estiman que la selección es lo más de lo más, y las críticas al gobierno chavista-podemita vienen necesariamente después. Y de otro lado, los “Cuanto peor, mejor”, que estiman que una derrota humillante ante Suiza traería ─según efecto inducido por la teoría del dominó─ el ansiado cambio de gobierno, o como mínimo una moción de censura a la que se adherirían gustosos no pocos procuradores en Cortes de la derecha socialista, desengañados definitivamente de Pedro Sánchez y bien dispuestos para volver al redil del que nunca debieron salir.

En esas estamos. El esencialismo español pasa página y empieza a olvidar los indultos catalanes. España se rompe una vez más, sin embargo, y ahora es porque las veleidades del sorteo nos enfrentan precisamente a Suiza, el país que acumula en las cajas fuertes de sus entidades bancarias la mayor cantidad mundial de patriotismo primigenio de nuestras élites. Y ya, perdido totalmente el oremus, el patriota español anónimo abandona de golpe todas las certezas que lo han sostenido en las últimas crisis, y no sabe si es preferible ganar a Suiza con un gol de Pedri y con Busquets de MVP, o bien que nos gane Suiza debido a una pérdida de balón de Pedri y a un gol en propia puerta de Busquets.

No me digan que frivolizo, por favor, este blog es muy serio. Quien frivoliza es el país, no yo.