La foto de Colón 2021, en
interpretación de la revista satírica El Jueves.
En el frac de Fra Casado aparece
sin disimulo posible un siete de difícil zurcido.
El frac estaba diseñado
para una impugnación a la totalidad. Un “No” a todo. Todo lo que iba proponiendo
de hecho, o podía llegar a proponer, el gobierno de coalición, era calificado
como un disparate, un puro despropósito, una quimera totalitaria puesta al
servicio de un sistema utópico comunista y chavista-polisario.
Ayuso, la manijera particular
de confianza de Casado (o viceversa, aquí hay una polémica muy sutil por
resolver) provocó al Rey a no firmar el indulto que Sánchez está llevando
adelante a velas desplegadas. La respuesta del Rey Felipe ha sido viajar a
Cataluña, y reunirse con el president de la Generalitat (no sin reticencias por
ambas partes, supongo, pero las reticencias se suponen y los hechos están ahí),
en el contexto de un consenso amplio por los indultos anunciado de forma explícita
y solemne tanto por los representantes del mundo empresarial catalán como por los
obispos de las diez diócesis catalanas, reunidos en Conferencia Episcopal de la
Tarraconense.
Han aparecido luego, juntos
ante los medios, Aragonès y Puigdemont para recordar a todo el mundo que lo de
los indultos no es una solución final, sino solo un principio. Es lo que
pensamos todos, pero no lo que decían los mismos protagonistas hace tan solo
unas fechas de calendario; entonces los indultos fueron gallardamente
rechazados por contravenir ese programa unilateralista que se calificaba de
clave “democrática” última y decisiva para alzar medio país a la condición de semirrepública.
Se ha avanzado un buen
trecho en los últimos días por la senda del realismo, y esa ha sido la causa
del rasgón demasiado evidente en el frac del joven Fra. Le han faltado alternativas,
un plan de reserva en el bolsillo (mentira parece que el PP no tuviera un plan
B, cuando nunca le faltó una contabilidad con la misma letra), y algo de cintura
dialéctica para manejarse en una melée embarullada
provocada por él mismo.
Y ha sido toda esa
imprevisión lo que le ha llevado a un rincón del aula, castigado de cara a la
pared y con metafóricas orejas de burro. En el descrédito le ha acompañado una
ex política que apuntaba maneras, Inés Arrimadas, que de tanto deshojar la
margarita ha perdido la flor.
Moraleja: la política del “no
a todo” solo es útil en la primera embestida. Si el recurso a la heroica no da un
resultado inmediato y por así decirlo milagroso, hay un peligro grande de que la situación se pudra. Y en tal caso más vale pedir árnica y otear las posibilidades de
mercado para fichar a un nuevo defensa central de garantías, para reforzar el
equipo en la próxima temporada.