jueves, 1 de julio de 2021

ESTAMOS TOCANDO EL FONDO

 


El jeroglífico último definitorio de la situación en la que nos encontramos. (Astipalea, fotografía tomada a préstamo del muro de Blanca Vilà en Facebook.)

 

ZERLINA

Vorrei, e non vorrei,

Mi trema un poco il cor

Felice, è ver, sarei,

Ma può burlarmi ancor. (*)

DA PONTE y MOZART, “Don Giovanni”, Acto I

 

 

Esta no es una historia de seducción, sino un esbozo de compromiso serio a medio-largo plazo. No es un revolcón sin consecuencias, sino un contrato en el que las partes se señalan condiciones y obligaciones recíprocas. No es un farol en una partida de póquer, sino una prospección de objetivos alcanzables para ambas partes, entre las cuales además no se da una posición de igual a igual, sino una relación jerárquica. Está de un lado el gobierno del “Estado de las autonomías”, y del otro el representante de una entre diecisiete autonomías que son todas ellas Estado, también.

Tienen mucho sobre lo que hablar los dos gobiernos, en esta coyuntura precisa; pero entiendo que los temas de la amnistía y de un referéndum de autodeterminación no están en la agenda, ni se les espera. Decía don Venancio Sacristán, según una información privilegiada que me ha llegado, que lo primero es antes. La descripción es tan sobria que ahorra cualquier otro comentario.

Lo primero son las cosas de comer.

Pablo Echenique dice que su formación está dispuesta a desempolvar el “derecho a decidir”, pero esa no es sino la peor forma de poesía. Le vendría bien a Echenique releer a Gabriel Celaya: «Nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno, estamos tocando el fondo.»

Estamos tocando el fondo.

Y lo que viene asomando por la amura de estribor no es agradable, de modo que el problema no consiste en discutir cómo se va a repartir el pastel, sino en conseguir que haya algún pastel para repartir. Hay que concretar un objetivo de reconstrucción económica imperioso, otro de creación de empleo de calidad, un tercero de transición energética. Etcétera, omito muchos campos en los que la cooperación entre todas las fuerzas en presencia, cada cual en su escalón, sería manifiestamente mejorable.

Delante, del otro lado de las fronteras, tenemos un mundo que necesita como el agua (nunca mejor dicho) una colaboración y una solidaridad más amplias, una mayor eficiencia en la producción de bienes y servicios, una relación entre las personas, los territorios y la naturaleza, más inclusiva y más sostenible a largo plazo.

¿Le parece a alguien que eso pueda conseguirse mediante un encaje adecuado de Cataluña en el Estado español consistente en la organización de ese referéndum imprescindible en el que se darían a los ciudadanos/as/es tres opciones como respuesta?

Discutamos enhorabuena las tres opciones posibles a finales del decenio próximo o el sucesivo, o cuando quiera que sea que hayamos conseguido por fin nadar en la ambulancia y atar a nuestros queridos perros (los únicos que conservan en estas coordenadas geográficas algo de sensatez) con longanizas.

 

(*) Querría y no querría. / Me tiembla el corazón. / Me haría feliz, cierto, / pero podría ser otro engaño.