Isabel Díaz Ayuso atiende las indicaciones
del pinganillo, visión retrospectiva. (Logo de la compañía de gramófonos La Voz de su Amo)
Isabel Díaz Ayuso se
reunió con el presidente Sánchez, y todo lo que dijo en la entrevista lo
llevaba escrito de antes. Algunos afirman que son modos novísimos de la
política que viene, pero eso ya lo hacíamos nosotros en los exámenes
comprometidos del cole.
Preparar un examen
consistía en escribir las respuestas en letra diminuta y guardarlas en el puño
de la camisa. Si la cosa salía bien, tenías el aprobado; si salía mal, te
quedaba el recurso de echar pestes del profe porque había ido deliberadamente a
por ti. Es exactamente el “método Ayuso”, tantos años después y cuando el
viento se ha llevado ya tantas cosas.
Vi una película que me
gustó mucho, en la cual daban el Premio Nobel a un autor cuyas obras las había escrito
en realidad su mujer (ella era Glenn Close, no recuerdo mucho más del elenco). El
premiado sucumbía oportunamente a un infarto y la cosa no llegaba a mayores.
Pero imagínense, aquellos que siguen creyendo que Ayuso es una lideresa sólida,
si llega finalmente a presidir un gobierno de España. La cruda realidad es que
Ayuso no es capaz de hacer una “o” con un canuto. Hasta dónde llegaría el
doblaje a bote pronto encomendado a un grupo de expertos de toda confianza del establishment.
Sánchez mete la pata de
vez en cuando, como con el famoso chuletón a punto, pero se le puede perdonar
porque todos tenemos días malos, y el fake de la existencia de una conspiración
contra Garzón se ha disuelto al pasar el ministro de Consumo la reválida de la
remodelación del Gobierno. Casado es al mismo tiempo más incontinente y más
ignorante que Sánchez; tiene una idea muy vaga del mapa de África y de todo lo
que cae de ese lado, por ejemplo. Acostumbra repetirse mucho en sus ataques al
gobierno, y es porque le cuesta memorizar los detalles, de modo que su recurso
es generalizar: «Es que este hombre lo hace todo mal, todo de todo». Así no cae
tanto en contradicciones y renuncios.
Pero lo de IDA es punto y
aparte, obliga a sus mentores a ir siempre con el pinganillo por rastrojos, y
si está inspirada ya pueden echarse a temblar la FAES, Génova y el Sursum Corda:
«¡Isabel, coño, por tus muertos, haz el favor de leer lo que llevas escrito y
ni una palabra más!»
Lo lleva crudo el Partido
Popular, que sigue al alza en los sondeos de todos modos. En los sondeos
escritos por adelantado, matizo.