lunes, 2 de agosto de 2021

UN CASSE-CROÛTE À LA FERME

 

Corinne Lavergne sirviendo las ensaladas en nuestro extremo de la mesa comunal de la Granja Labrot


Hace un poco más de dos años, hicimos una excursión de varios días por el Périgord. En mi blog quedaron diversas huellas de aquel viaje, sobre todo culturales en el sentido bastante estricto de la palabra. Fue también un circuito gastronómico, pero esa modalidad de crónica yo no la cultivo casi nunca. La razón es que mis digestiones son consistentemente malas, de modo que únicamente en razón a méritos de orden cultural superior me animo a embaular gollerías que sé de buena tinta que me van a provocar malestares de toda especie.

Hice alguna excepción a mi norma habitual en el Périgord, desde la conciencia de que lo que comemos es también un hecho cultural. Traigo a cuento aquí la más rotunda de mis excepciones. Ocurrió en la Ferme Labrot de La Roque-Gageac, localidad histórica a orillas de la Dordogne. Narcís, primo de Carmen, reservó cuatro puestos en la mesa comunal de la granja, y allí nos dedicamos a dar cuenta de unos menús degustación consistentes en (transcribo de la carta impresa, no traduzco porque la mayoría de los platos son de denominación de origen y no tienen traducción válida): 1) Pâté au foie de Canard; 2) Salade Périgourdine (Gésiers d’oie, Magret séché et Rillettes de canard et tomate); 3) Roulé d’Aiguillette farci au Foie gras et Magret de canard avec ses Pommes de terre Sarladaises; 4) Tarte aux Noix. Nota.- Vino tinto o rosado (1/4 de litro), o zumo de fruta, incluido en el precio del menú (21 €)


 El carretón de Corinne.


Anne Lavergne era la chef que se ocupaba de la cocina, y su hermana Corinne, que aparece en las fotos, nos sirvió ayudada por un carretón muy práctico. Éramos 17 comensales. Corinne, generosa de corazón tanto como de formas, nos dio a degustar a Narcís y a mí una copita de Monbazillac, vino licoroso de la región que acompaña adecuadamente el foie gras.

Después de la ordalía, nos trasladamos al embarcadero de La Roque-Gageac y adquirimos pasajes para una promenade por la Dordogne. La gabarra nos llevó hasta Beynac, y se adentró por la desembocadura de un afluente, el Céou, hasta la altura del château de Castelnaud, imponente en aquella visión en contrapicado. Luego nos devolvió al punto de partida.



Navegando por la Dordogne, frente a Beynac.