miércoles, 4 de agosto de 2021

LA ECOLOGÍA Y LA ECONOMÍA

 


Un becerro de oro.

 

Reproduzco, traducida del catalán, una nota colgada por Ricard Fernández Ontiveros en Facebook: «Como miembro de la Comisión Técnica que estudia la posible ampliación de la tercera pista del aeropuerto del Prat, que pretende invadir espacios naturales protegidos esenciales para el mantenimiento del Delta del Llobregat, me siento especialmente engañado por el secretismo de un acuerdo tomado antes de disponer del documento de acuerdos y de su traslado a la mesa política. Además, se están transmitiendo a la opinión pública informaciones falsas sobre el impacto ambiental y el económico, y se está evitando el necesario pronunciamiento previo de la Comisión Europea. Hay alternativas a esta propuesta menos centralistas, más multimodales, generadoras de más empleo y que no perjudican el Delta. Lo demostraremos y ganaremos este debate con la movilización de la ciudadanía, igual que hicimos en 2004 en el Delta del Ebro.»

Es mucho lo que nos jugamos en esta iniciativa, “primera piedra”, en expresión del maestro López Bulla, de la problemática recuperación de Cataluña para la causa, y “piedra de toque” además de la credibilidad del actual gobierno progresista.

No caben trampantojos, entonces. Algunos señalan una presunta maravillosa compatibilidad entre “ecología y economía”, que al margen de la rima no significa nada. La “economía” en este caso es el negocio puro y duro; la “ecología”, salvar la laguna Ricarda como símbolo y cargarse todo lo demás. Nadie puede honestamente determinar qué progreso va a traer el gigantesco “hub” proyectado en el terreno de la economía real, la de las personas; sí es seguro que, de llevarse a cabo el proyecto, los bolsillos de determinados agentes económicos y financieros necesitarán una ampliación comparable a la del aeropuerto, y quizás también una nueva pista de aterrizaje de beneficios foráneos.

La alcaldesa de Barcelona Ada Colau se ha manifestado en contra de lo apresuradamente acordado en una mesa bilateral sin luz y sin taquígrafos. Es un síntoma. Otro síntoma, no menor, es el “fuego amigo” abierto recientemente a discreción contra Colau y su “activismo progresista”. Se diría que, en su ambición de ocupar el centro del tablero, a algunos “espíritus fuertes” coaligados les urge desprenderse de lastre por la izquierda.

No hay atajos. O salimos juntos de la crisis sanitaria, económica, social e institucional, o recaemos en la adoración del becerro de oro.

La ciudadanía tiene la palabra.