viernes, 13 de agosto de 2021

LO MEJOR DE LOS DOS MUNDOS

 


Un plato de lentejas viudas.

 

«Se me acusa de pensar de un modo bajo,

es decir, el modo de pensar de los de abajo.

Marcado estoy a fuego, vaya donde vaya,

para todos los propietarios.

Mas los no propietarios leen la orden de detención

y me conceden refugio.

A ti te persiguen, me dicen, por buenas razones.»

B. BRECHT, “Perseguido por buenas razones.”

 

Me llega la noticia de que un tal Cepeda, concursante en “OT” que supongo que quiere decir Operación Triunfo (hasta ahí llego en la cosa de TV; no mucho más allá), sostiene que le gusta la derecha por economía y la izquierda por ideología.

No está mal pensado. Dicho a lo llano, es ir de progre con la cartera repleta. Lo mejor de los dos mundos. Justo lo contrario de lo que se quejaba Carlos Marx: no hay nadie que sepa tanto como yo del dinero, vino a decir, y tenga menos en el bolsillo.

El capitalismo rampante castigó con dureza a Marx por el atrevimiento con el que atacó la teología del dinero. La policía le expulsó de su país natal y le persiguió de exilio en exilio. “Por buenas razones”, como explicó Bertolt Brecht.

Posiblemente OT se comporte de modo más benevolente con Cepeda. Es lo que tiene el saber situarse en desenfilada a verlas venir. Despotricas de la derecha lo justo, y achantas la mú si miran de tu lado. Tiendes la mano cuando alguien reparte sustancia, sea la que sea y por el motivo que sea (el dinero no huele, dijo ya Vespasiano; el dinero combina bien con todo, con la fachunda, con la progresía de relumbrón y con el discreto encanto de las clases medias). Y llegado el momento de votar, tú te abstienes, para no “hacerle el juego” a nadie.

Hoy el compromiso no está de moda. Un poco de ideología progre, lo justo para fardar con los amigos, está bien; pero en todo lo relacionado con la economía, nuestros Cepedas se atienen a la derecha. Y como es lógico y está mandado, cuando toca critican con dureza al gobierno progresista. Qué se habrán creído las ministras, nuestros Cepedas son irreductibles y únicamente se venden por un plato de lentejas.