sábado, 21 de julio de 2018

EL FACTOR TRUMP


Soraya Sáenz de Santamaría ha sido derrotada en el uno contra uno definitivo por un: a) varón; b) facha; c) mitómano; d) mentiroso compulsivo. Ella, por su parte, adolecía de una propensión natural a decirle a todo el mundo lo que debía hacer, y a presumir de doña Perfecciones. ¿No les suena el guion? Yo diría que se trata de una reedición, en tono sostenido menor, de la elección Trump versus Clinton: el tronera redomado contra la sieteciencias. En ambos casos ha ganado de calle el tronera.
Así son las cosas. La gente de la calle atiende de preferencia a mensajes simples, facilones, optimistas a ultranza. Está predispuesta a ser engañada, un estafador de mujeres acaba de ser absuelto en el juicio porque las historias que contaba a sus víctimas eran inverosímiles, y sin embargo ellas le entregaban sus ahorros. Trump y Casado se comportan así. La sueltan bien gorda y esperan a que cuele.
Y cuela. De cuando en cuando, claro. No es un método infalible, pero cuenta con bastantes posibilidades a favor.
Una constatación complementaria: la divisoria de aguas entre los votantes respectivos no está en el género, no es que los machistas hayan votado Pablo y las feministas Soraya. En el microcosmos de los compromisarios del PP no hay seguramente feministas, y la propia Santamaría no lo es ni por alusiones. Hay que buscar en otro lado, en las simpatías o complicidades que despierta en mucha gente la “zona de sombra” de la política, y las antipatías instintivas hacia quien señala con demasiada insistencia la senda estrecha de la virtud. El dato que conviene retener es que en el macrocosmos (las elecciones presidenciales de EEUU, sin compromisarios, voto universal) el mismo mecanismo funcionó de la misma manera que en el conclave cerrado del PP. Una feminista militante como Susan Sarandon declaró antes del día D que prefería el riesgo cierto de que ganara Trump antes que votar por lo que representaba Clinton. (No votó Trump, por supuesto; votó a otro candidato, a sabiendas de que su voto sería irrelevante.)
Ganó Trump.
Casado ha ganado el Congreso del Partido Popular.
Los Estados Unidos entonces, el PP ahora, han sido muy conscientes de por quién apostaban. No han votado a ciegas, todos los datos pertinentes acerca de los candidatos estaban sobre la mesa.
Sea lo que sea que ocurra a partir de ahora, las reclamaciones que surjan en el interior del partido habrán de ser enviadas al maestro armero.