miércoles, 9 de enero de 2019

A FAVOR DEL OPTIMISMO


Ese energúmeno descerebrado, Santi Abascal, ha emitido su enésimo regüeldo con regusto a vinazo, en forma de pliego de condiciones para gobernar en Andalucía arrasando la Constitución y, peor aún, la convivencia. No es de recibo consignar aquí su indigesta parida. Solo, decir que las truculencias de Vox son meras ocurrencias de barra de bar después de consumida por los parroquianos la quinta ronda de bebidas; y que tales ocurrencias descalifican desde ya a quienes se disfrazan de ogros con el exclusivo objeto de asustar a los niños. Esto no es ni siquiera antipolítica; es el sueño de la razón que inmortalizó Goya en sus aguafuertes.

Encuentro en la prensa del día dos firmas fiables que coinciden en predicar el optimismo, así de la voluntad como de la razón, con la intención de conjurar ese desfile de fantasmones que se están paseando por la escena sombría de Andalucía en una noche de invierno.

Son ellos Íñigo Errejón, desde la izquierda constructiva, y Antón Costas en la derecha razonable. Hay una indiscutible transversalidad en sus razonamientos. Y los dos encuentran argumentos suficientes para descartar el refugio de la ciudadanía agredida en un pesimismo que, sostiene Costas, “está sobrevalorado”.

Selecciono un párrafo de cada uno de sus textos, para que los lectores apresurados disfruten cuando menos una píldora energética de optimismo político, y dejo los links respectivos a quienes busquen un provecho más completo y redondo a través de la lectura demorada de los razonamientos hilados por dos sabios del momento.

Dice Íñigo Errejón en “El bloque reaccionario y la disputa por la democracia”, en elpais: «Hemos de construir un amplio campo democrático que, con independencia de sus cauces electorales, se articule en torno a instituciones de protección y cooperación, derechos que, una vez conquistados, generan hambre de más, liderazgos que inspiren confianza, referentes culturales e intelectuales dispuestos a dar la lucha de valores. Un campo transversal que no se cierra sino que se abre, que no renuncia a incorporar a buena parte incluso de quienes hoy son adversarios.» (1)

Replica Antón Costas, “El pesimismo está sobrevalorado”, en lavanguardia: «¿Cómo frenar el ascenso y la llegada al poder del populismo autoritario? Si la idea que sos­tengo aquí es válida, no se la frena con meros cordones sanitarios defensivos, mediante acuerdos o coaliciones de gobierno entre ­liberales, conservadores y socialdemócratas. Se la frena con medidas y programas ­político-económicos que devuelvan la esperanza a nuestras sociedades y las hagan menos proclives al miedo, al pesimismo y al auto­ritarismo político. Es decir, mediante la renovación en el siglo XXI del contrato ­social liberalconservador-socialdemócrata que tan bien funcionó durante los Treinta Gloriosos.» (2)