martes, 22 de enero de 2019

EL RIGUROSO ITINERARIO DEL MAREO DE LA PERDIZ


Es sabido que todos los caminos conducen a Roma. El porqué sigue siendo un misterio, después de siglos de exploración del planeta y de cartografía científica.

Se sostiene asimismo que los caminos del Señor no conducen a Roma como todos los demás, sino que son imprevisibles, ya sea por antonomasia o ya por la razón que sea, que en ese laberinto no me atrevo a entrar.

Ahora se da el caso de que Carles Puigdemont, el hombre de Waterloo, aspira legítimamente a ir desde allí a Estrasburgo, y al examinar el mapa oportuno ha averiguado que el camino más directo entre ambos puntos no pasa por Roma sino, quién lo iba a decir, por Madrid. De modo que, ni corto ni perezoso, ha puesto un recurso ante el ominoso Tribunal Constitucional del Estado opresor contra la decisión del Parlament independentista de Catalunya de retirar la delegación del voto a los incursos en la causa del 1-O. (Puesto que sin el ejercicio del voto de nada le serviría sentarse en el Parlamento de Estrasburgo.)

Juntos por Cataluña (JxCat), la formación que lidera Puigdemont, ha hecho honor a su nombre apresurándose a hacer constar de forma pública que el recurso en cuestión no va contra nadie (nadie es, en este caso concreto, su compañera de fatigas ERC), y que se trata de una mera cuestión técnica.

No hacía falta la aclaración, las bajas por fuego amigo han sido siempre una cuestión técnica. Algo engorrosa, eso sí, quién explica a los familiares del fallecido que no se le ha disparado por motivos personales sino solo por razones técnicas. “Pues me cago en la noticia”, se supone que habrá respondido Roger Torrent, militante de ERC y presidente del Parlament cuestionado desde las propias filas ante una autoridad respecto de la cual tanto JxCat como la propia ERC predican su ilegitimidad radical desde la unilateralidad que les anima.

El viaje a Ítaca de los intrépidos independentistas catalanes se está complicando hasta extremos impensables, mucho más allá de los ya complejos intríngulis iniciales. Ahora viene a resultar que el camino a Ítaca pasa por Estrasburgo, y el camino a Estrasburgo pasa inexcusablemente por denunciar al Parlament del Parc de la Ciutadella ante los tribunales de Madrid.