jueves, 10 de enero de 2019

TÁCTICAS DILATORIAS


Los sindicatos mayoritarios convocan movilizaciones. Se trata de que el gobierno cumpla compromisos asumidos ante los trabajadores. Estamos hablando de derechos, de salarios, de pensiones, de fijeza, de horarios, de control. Las patronales ni han asumido esos compromisos, ni han dejado de asumirlos de una forma tajante y definitiva. Están en tácticas dilatorias. Las tácticas dilatorias tienen ventajas indudables; por ejemplo, el ex presidente de la Comunidad de Murcia ha salido absuelto recientemente gracias a un empleo masivo de ese recurso y a la inacción, o “incomprensible dejadez” (no tan “incomprensible”, apostillo), por parte de los jueces, que no han guardado en este tema lo que en los códigos se llama “diligencia debida” atribuible, como unidad de medida o piedra de toque, al “buen padre de familia”.

Por la vía de las tácticas dilatorias, impulsadas con mano diestra en más de un sentido, fenecen miles de recursos y cientos de miles de reclamaciones, tanto en el universo judicial como ─más aún─ en el administrativo. Se promete que se hará tal cosa, pero los trámites se eternizan porque unas afanosas hormiguitas van poniendo estratégicos granitos de arena en el mecanismo, aquí y allá.

Si la suerte les acompaña a tope, las afanosas hormiguitas de las patronales se verían liberadas de engorrosos compromisos en el tema laboral por la esperada carga a tumba abierta de la brigada ligera que ha dado el primer golpe de mano en Andalucía. Por consiguiente, se trata para la flor y la nata de los empresarios de ganar tiempo de aquí al mes de mayo, dejando mientras tanto maniatado al gobierno con la interposición de nuevos trámites previos y la petición de alargamiento de los plazos establecidos. El gobierno, claro, no querrá aparecer bajo un manto dictatorial; y detrás de las mesas negociadoras de las patronales, en la sombra de los pasillos, aguardan poderes fácticos muy consolidados, a los que no conviene desoír.

El movimiento convocado por los sindicatos es necesario; es urgente; es útil; debe ser masivo. No son los tres capitostes de la brigada ligera los que han de marcar el timing de la política, fijando a las fuerzas gubernamentales en las trincheras de su ineficaz línea Maginot. Las cosas han pasado hace ya mucho tiempo de castaño oscuro para los trabajadores, sometidos a la presión diaria de la precariedad. Se han cruzado todas las líneas rojas, y se ha ignorado mil veces la Constitución que con tanto empeño se esgrime. Esto no da para más.

Bienvenida sea, así pues, la convocatoria sindical. Todos nos veremos las caras con la brigada ligera allá por mayo, pero mientras tanto hay una batalla importante que dar.

No vamos a quedarnos cruzados de brazos esperando a los ultras.