Trabajadores de la sanidad en
un quirófano.
El falso “tsunami
democràtic” se ha visto arrasado por un auténtico tsunami vírico. Lo que ha
sufrido sobre todo es el relato. En lugar de ejercer sus competencias
reconocidas, nuestros queridos incompetentes se habían refugiado desde hace ya
tiempo en el nominalismo. No tenían tanta importancia la República, la Independència,
el País, la Unitat, la Germanor reales, ni tantos otros conceptos declinados en
mayúscula, como tener bien asegurada la patente para su uso exclusivo. No
importaba la rosa, sino el nombre de la rosa.
Desde ese punto de
partida viciado, el independentismo jugó sus cartas siempre a la contra,
siempre de farol, no señalando nunca los problemas reales sino las sombras que
desfilaban por la pared de la caverna platónica.
Y para dirigir el
País fueron elegidas personas significadas no por su capacidad real, sino por su
adhesión inquebrantable a la Idea. Quim Torra, Meritxell Budó, Miquel Buch,
Jordi Puigneró, Alba Vergés… Me dejo unos cuantos en el tintero.
La crisis vírica se
les ha atragantado a todos ellos. Los reflejos condicionados les han llevado a
echar la culpa a Madrid: “ellos nos infectan”. El constructo no se sostiene en
pie ni difundiéndolo por la BBC.
Cataluña está
movilizada, pero no para cortar la Meridiana ni para lucir estelades en las fachadas: hay confinamiento y hay movilización. Se
han movilizado los profesionales de una Sanidad pública desmantelada tiempo
atrás por un govern de politicastros ansiosos
de labrarse una fortuna privada en el bonito juego de las puertas giratorias. La
salud es un bien esencial.
El trabajo, calificado
de realidad obsoleta e inexistente por las mentes neoliberales, ha roto las
cadenas de mando y está batiendo el cobre para acudir al rescate de una
economía que se hunde torpedeada por debajo de la línea de flotación por la
codicia insaciable de las gobernanzas financieras.
Cataluña confinada,
Cataluña movilizada, Cataluña esperanzada.
El contrapunto
cómico lo ha puesto Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, al realizar el
siguiente llamamiento:
«Algún
día, pronto, se levantará este confinamiento. Y entonces como sabemos que la
justicia española es vengativa irán a embargar las cuentas de Josep Maria Jové
y de Lluís Salvadó, que ayudaron a hacer el referéndum del 1-O. Ayudémoslos
desde casa, hagamos una aportación a la caja de solidaridad estos días.»
La convocatoria
merecía una respuesta adecuada por parte de los creyentes. Ha sido esta: «Qué
vergüenza, Elisenda, qué vergüenza ... vete a la mierda, ahora y cuando termine
todo esto.» (1)
(1) Ver noticia completa en https://politica.e-noticies.es/indepes-envian-a-la-mierda-a-elisenda-paluzie-129781.html