domingo, 22 de marzo de 2020

CATALUÑA CONFINADA, CATALUÑA MOVILIZADA



Trabajadores de la sanidad en un quirófano.


El falso “tsunami democràtic” se ha visto arrasado por un auténtico tsunami vírico. Lo que ha sufrido sobre todo es el relato. En lugar de ejercer sus competencias reconocidas, nuestros queridos incompetentes se habían refugiado desde hace ya tiempo en el nominalismo. No tenían tanta importancia la República, la Independència, el País, la Unitat, la Germanor reales, ni tantos otros conceptos declinados en mayúscula, como tener bien asegurada la patente para su uso exclusivo. No importaba la rosa, sino el nombre de la rosa.

Desde ese punto de partida viciado, el independentismo jugó sus cartas siempre a la contra, siempre de farol, no señalando nunca los problemas reales sino las sombras que desfilaban por la pared de la caverna platónica.

Y para dirigir el País fueron elegidas personas significadas no por su capacidad real, sino por su adhesión inquebrantable a la Idea. Quim Torra, Meritxell Budó, Miquel Buch, Jordi Puigneró, Alba Vergés… Me dejo unos cuantos en el tintero.

La crisis vírica se les ha atragantado a todos ellos. Los reflejos condicionados les han llevado a echar la culpa a Madrid: “ellos nos infectan”. El constructo no se sostiene en pie ni difundiéndolo por la BBC.

Cataluña está movilizada, pero no para cortar la Meridiana ni para lucir estelades en las fachadas: hay confinamiento y hay movilización. Se han movilizado los profesionales de una Sanidad pública desmantelada tiempo atrás por un govern de politicastros ansiosos de labrarse una fortuna privada en el bonito juego de las puertas giratorias. La salud es un bien esencial.

El trabajo, calificado de realidad obsoleta e inexistente por las mentes neoliberales, ha roto las cadenas de mando y está batiendo el cobre para acudir al rescate de una economía que se hunde torpedeada por debajo de la línea de flotación por la codicia insaciable de las gobernanzas financieras.

Cataluña confinada, Cataluña movilizada, Cataluña esperanzada.

El contrapunto cómico lo ha puesto Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, al realizar el siguiente llamamiento:

«Algún día, pronto, se levantará este confinamiento. Y entonces como sabemos que la justicia española es vengativa irán a embargar las cuentas de Josep Maria Jové y de Lluís Salvadó, que ayudaron a hacer el referéndum del 1-O. Ayudémoslos desde casa, hagamos una aportación a la caja de solidaridad estos días.»

La convocatoria merecía una respuesta adecuada por parte de los creyentes. Ha sido esta: «Qué vergüenza, Elisenda, qué vergüenza ... vete a la mierda, ahora y cuando termine todo esto.» (1)