miércoles, 25 de marzo de 2020

LA NARIZ DE CLEOPATRA



Retrato aproximadamente fidedigno de Cleopatra VII. Adviértase la nariz, elemento clave de determinadas construcciones hipotéticas futuribles.


Vayamos entonces, francamente, a pollas, por más que el agua esté muy fría. Este es el tuit que divulgó hace un par de días doña Núria de Gispert, ex presidenta del Parlament de Catalunya:

«Me da igual la que me caiga. Lo cierto es que si fuésemos ya República y pudiésemos cerrar Catalunya y gestionar nuestros recursos, morirían menos catalanes.»

Ferran Vallespinos ha colocado la frase en facebook, en su sección diaria “El muro de los idiotas”. Una declaración tan estupenda lo merecía de sobras. Comenta Ferran, por cierto, que el gran problema que tiene con su muro es lo que los franceses llaman embarras de richesse. Un solo muro al día resulta muy poco para albergar tantas frases idiotas como circulan.

Analicemos más a fondo la frase de Gispert. La idea de “cerrar” Cataluña no es tan nueva. En un contexto similar, si bien el enemigo era entonces la morisma y no un virus, se dice que los guerreros cristianos de la reconquista gritaban «Santiago, y cierra España».

Es dudoso que tal cosa sucediese de esa forma precisa. El paseo a caballo del apóstol Santiago por las Navas de Tolosa parece haber sido una construcción retórica muy posterior. También, la reconquista. Incluso España es posterior a los hechos comprobados. En la segunda parte del Quijote, el ingenuo Sancho Panza se extraña de la expresión y pregunta si es que España está abierta, y es menester cerrarla.

Lo importante en estos asuntos es la fe, los detalles son secundarios. Doña Núria sugiere que con otra gestión de los recursos y un cerrojo adecuado, morirían menos catalanes. No dice nada de quienes no son catalanes. Morirían, seguramente, más. ¿Y qué? Pelillos a la mar.

Sin embargo, no precisa doña Núria cuántos catalanes morirían menos. Es un tema importante. Para tres o cuatro, quizás no valiera la pena meternos en ese fregado de la República. De otro lado, las autoridades financieras (madama Lagarde, por ejemplo) nos están animando a los viejos a morirnos pronto, a fin de salvar la economía. Con tanto barullo mediático, uno no sabe ya si lo correcto en esta pandemia es sobrevivir o simplemente morirse. La Economía y la República, esas dos Némesis modernas, nos lo están poniendo difícil.

Descuento otras versiones acreditadas del origen real de nuestro problema. Un obispo brasileño dice que esta plaga bíblica es un castigo divino por la homosexualidad y el aborto. No explica bien la relación, sin embargo, ni por qué razón están pagando justos por pecadores. Sin embargo, teniendo como tiene hilo directo con la divinidad, seguro que puede explicarlo de forma convincente, y que lo hará uno de estos tres o cuatro próximos días.

De otro lado, y hablando en términos estrictamente científicos, si el aleteo de una mariposa en la selva amazónica puede desencadenar un cataclismo en las bolsas de valores del mundo entero, imagínense ahora la que pueden meternos unos pangolines de Wuhan.

En conclusión. En un apartado de sus “Pensamientos”, Blas Pascal señaló los grandes efectos que derivan de pequeñas causas con esta frase lapidaria que ha pasado a la posteridad, aunque todavía no ha sido incluida en el muro de Ferran Vallespinos: «De haber sido más corta la nariz de Cleopatra, la faz del mundo habría cambiado.»

(Blas Pascal, por cierto, era catalán según el Instituto Nova Historia. Nació en Palafrugell y es el tatarabuelo por vía paterna de Marta Pascal Capdevila. Ese hecho también nos lo han ocultado.)