Mis falsas conversaciones con gente
importante
Pedro Sánchez participa en el
Consejo de Europa por videoconferencia. Imagen tomada de El País.
Mantengo una fluida
relación kleenex (usar y tirar) por videoconferencia con Angela Merkel,
desde que hace ya algunos años le presté un señalado servicio como chivo
expiatorio profesional, cuando el turbio asunto de la desaparición del joyero de
Christine Lagarde en un hotel griego en el que estaba reunida la flor y la nata
de las troikas (1).
Anoche la cancillera irrumpió de pronto en la pantalla de
mi televisor, en mitad de una serie de policías de Nueva York, con su
característico genio de los demonios.
─Herr Gottráiguetz,
usted mucho cabrono.
─¿Qué ocurre,
Angela?
─Yo para usted no
Angela, yo Frau Merkel, piojo verde.
─¿Qué desastre ha
hecho este humilde cabrón piojo verde para merecer su ira jupiterina, mi
siempre dilecta cancillera? ─le pregunté meloso, en un intento fallido de
congraciarme con ella.
─Cabrono, cabrono
─seguía escupiendo a la velocidad de una ametralladora─. Expectativas falsas
crea, expectativas inaceptables que "Mi" Bundestag nunca, nunca, nunca aceptarrá.
Se me abrieron los
ojos. Creí captar de golpe todas las esfumaturas de la situación.
─Usted está enfadada
con Pedro Sánchez ─adiviné.
─Cabrono ─sacudió
ella la cabeza con un gesto afirmativo.
─Pero como los usos
diplomáticos le impiden insultarle a él, recurre usted para desahogarse al
chivo expiatorio oficioso.
─Herr Gottráiguetz,
no siga buscándome, que me va a encontrar. Por menos de esto ─se señaló la uña
del meñique─ les echo a todos de "Mi" Eurropa. Ustedes, italianos, portugueses,
franceses, todos gentuza. L’Eurrope, c’est
Moi.
─Frau Merkel
─intenté explicarle─, está perdiendo su valioso tiempo conmigo. Yo ya no figuro
en nómina en el departamento de Chivos Expiatorios de las Alcantarillas del
Estado. Fui dado de baja con nota de ignominia, en las horas postreras del
gobierno Rajoy. ¿Se acuerda de Mariano?
─Piel de Elefante
─confirmó, con un cabezazo rígido─. Simpático me erra, perro traidor resultó.
─Tendrá que
arreglárselas directamente con Sánchez, Conte, Costa y Macron. Ah, y con Putin,
no lo olvide ─dije, y reconozco haberlo dicho con cierto tonillo de
satisfacción. Los apuros de los poderosos me reconfortan íntimamente.
─Eurropa echada a
perder está ─se enjugó ella con un pañuelo de olor una furtiva lágrima.
─Echá del coño,
señora, si me permite la matización, tomada del vocabulario poco ortodoxo de mi
amigo y compañero de batallas sindicales Enrique Domínguez.
─Cabrono ─masculló
ella entre dientes. Y con un gesto de ira mal contenida, apretó un botón y dio
fin a la videoconferencia.
Espero que Pedro
Sánchez pueda arreglar finalmente este “pequeñito problema”, en palabras del
señor Michel. Bastante divididos estamos ya aquí. Si también Europa se parte en
dos, nos caemos con todo el equipo. O dicho con las palabras de Dante, caeremos
«come corpo morto cade.»
(1) Si por un improbable azar algún lector/ra estuviere interesado/a en conocer a fondo los
entresijos de la historia del joyero de Lagarde, podrá encontrarla, en siete
capítulos, en el archivo de este blog, días 21 a 29 de julio de 2015. El
fidedigno relato arranca con un post titulado “Spleen e ideal”.