Pablo Hernández de Cos, el gobernador
enmascarado (fuente, ABC.es)
Leo en la prensa
varias noticias conectadas entre ellas, pero que es preciso modular. O sea, que
no son exactamente causas y consecuencias, sino en todo caso fenómenos concomitantes.
Una es la subida de
las Bolsas a raíz de la victoria de Biden en las elecciones presidenciales. La
noticia dice que Biden era “el candidato de Wall Street”, pero ese comentario
no es riguroso. Más exacto sería decir que los dos rivales eran candidatos de Wall
Street, o que a Wall Street lo mismo le daba uno que otro, porque, a semejanza
de otras divinidades, su reino no es de este mundo, y tiene capacidad de sobra,
tanto para escribir derecho con renglones torcidos, como para escribir torcido
con renglones derechos. Los altibajos de la Bolsa son avatares a considerar, para lucrarse en un caso jugando al alza, y en el otro, a la baja. El mercado de capitales es inmune a los vaivenes de la política.
Mientras tanto,
tenemos en el solar patrio las declaraciones del gobernador del Banco de España
en el sentido de que es preciso ir preparando la mochila austríaca para la
ciudadanía (en otras palabras, una ayuda institucional para que cada cual se
pague su propia seguridad social privada), y la conveniencia de retrasar la
edad de la jubilación para hacer más sostenible el sistema de pensiones.
También ha vuelto a su vieja monomanía de criticar la subida del salario
mínimo, desde la extraña convicción de que, cuanto más mínimo sea, a más
personas favorecerá. Lo cual es una regla de tres falsa, en el sentido de que
toma como cantidades constantes tanto los puestos de trabajo asalariado como el
costo global de la mano de obra.
Oficialmente, el
señor gobernador se está interesando de forma altruista por la prosperidad de
los administrados; extraoficialmente, su preocupación es la salud del negocio
bancario. Así de crudo. Hernández de Cos cree, en cualquier caso, que la
prosperidad de la banca equivale a la prosperidad del país. Es otra falsa regla
de tres, por más que se adscriba aproximadamente al pragmatismo de Deng
Xiaoping. Cos tiene la misma actitud de Wall Street en la noticia anterior: “Lo
mismo me da el gato blanco (Biden) que el negro (Trump), siempre que cace «mis»
ratones.”
Los “ratones” de la
banca están en conexión con la cuenta de beneficios.
Pueden creerme bajo
palabra, o buscar una segunda opinión. Como pista a seguir en este último caso,
les ofrezco un titular reciente de La Vanguardia: «La banca planea despedir a
más de 15.000 personas.»